Nerlens Noel, sin misericordia

Uno de los jugadores procedentes del baloncesto colegial de los últimos dos años con más potencial para desarrollar es sin duda el egresado de los Wildcats de Kentucky, Nerlens Noel, reclutado (para su mala fortuna) por los 76ers de Filadelfia.

Noel se destacó en la etapa colegial por ser un jugador completo, competitivo en la ofensiva y sólido a la defensiva, pero cuando estaba por llegar su momento para mostrarse, una lesión en la rodilla arruinó sus planes y tuvo que perderse toda su campaña de novato en la NBA para recuperarse debidamente, medida precautoria tomada por la organización de Filadelfia porque estaban muy en boga las lesiones de rodilla, particularmente las de Derrick Rose, y mejor aplicaron la del viejo refrán: cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar.

La primera campaña en la NBA para Noel no fue del todo mala, aunque tampoco espectacular. Un promedio de 9.9 puntos por encuntro puede tomarse como algo aceptable, tomando en cuenta la terrible estrategia de dinamitar lo construido por parte de la gerencia de los Sixers y dado el escaso talento con el que el equipo pretendió competir, digamos que aprueba el examen.



Ahora, en miras de una nueva campaña y con un nuevo compeñero de calidad, aunque no estamos muy seguros de que esté orgulloso de jugar para los 76ers, como Jahlil Okafor, el hijo de inmigrantes haitianos se prepara para mejorar en lo
individual y en lo colectivo.

Mientras se presenta la oportunidad de mostrarlo, Noel estuvo en un campamento para niños llamado Camp One en Luisville, Kentucky, donde se dio el tiempo para convivir con pequeños y mostrarles algunos secretos del deporte.

Con una estatura de 2,11, el poste de los Sixers utilizó su ventaja adicional, con respecto a la de los niños que atendían la sesión, para dejar a uno de ellos en el camino y no obstante que el pequeño se quedó derribado en el piso, Noel no tuvo clemencia y lo hizo quedar peor, hundió el balón en el aro.



Bueno, hay que puntualizar dos cosas. El niño víctima de Noel lo retó, lo increpó y estaba listo para el desafío, y al final, pareció importarle poco porque estaba riéndose como si se lo hubieran hecho a otro.

Para suavizar el tema, hay que notar que el resto de los chicos la estaba pasando bien, se rieron como lo que son, como unos niños, así que no hay delito que perseguir contra Noel.