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México y NBA, combinación perfecta

Tratar de salir con un par de horas y media de antelación hacia la Arena Ciudad de México fue un grave error. Pese a no estar tan lejos del flamante inmueble al noroeste de la capital  del país, buscando llegar a la ACM con tranquilidad para hallar buen lugar de estacionamiento, y tener tiempo de sobra para todo, el sueño se fue desmoronando.

Y por un lado fue muy bueno, por el otro no tanto. Lo positivo es que la capital mexicana sabía que la NBA estaba la noche del miércoles en la NBA y se desbordó en sus autos hacia la ACM. El GPS mostraba varias rutas para llegar, y todas presentaban tránsito espeso, pese a haber tomado previsiones.

Los minutos seguían transcurriendo y apenas se avanzaba algunos metros. Pasaron unos 45 minutos y por fin, pude estacionar el auto, pero en el camino, algunos ansiosos ya corrían hacia dentro de la arena a buscar sus lugares y lo hacían ataviados con camisetas de Kobe Bryant, Michael Jordan, LeBron James, de Boston, de Nueva York, de Kevin Durant, incluso de la Selección Mexicana que participó en España 2014, pero mostrando que por sus venas también corría la pasión por el baloncesto.

Conforme se iba a cercando el momento del tipoff, los recuerdos de hace casi un año afloraban. El estallido de un transformador arruinó la fiesta de lo que se pensaba era un gran partido entre Minnesota y San Antonio, pero el pánico, el caos, y una densa capa de humo negro, dejaron a los fanáticos con un mal sabor de boca y con el anhelo de volver a tener a la NBA en nuestro país.

Pero no hubo nada de eso y al mismo tiempo, de tratar de dejar de lado los malos recuerdos, existía el deseo de presenciar un buen juego, aunque en el papel las cosas no lucían para que esto se diera, pero una semana antes los Timberwolves sufrieron la baja por un mes de Ricky Rubio, el base español quien funge como la figura del equipo, y esto los dejó desprovistos, no sólo para el partido en México sino durante toda su ausencia, lo cual servía la mesa para que los Rockets de Houston pudieran tener una velada tranquila.

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Faltaba todavía una media hora para el inaugural salto entre dos y ya la ACM lucía bastante repleta, si bien no llena, por lo menos auguraba una gran entrada. Al final, el registro casi alcanzó las 19 mil personas en el inmueble.

Dwight Howard y Francisco García de Houston, y Ronny Turiaf, de Minnesota, tomaron el micrófono al centro de la duela para darle la bienvenida a un ávido y paciente público, que tuvo que morderse las uñas casi un año para volver a sentir la adrenalina de un juego NBA en casa.

A propósito de Howard, Superman resultó ser el hombre más carismático y querido antes, durante y después del juego. Una actitud que la gente alrededor suyo apreció sobremanera.

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Minnesota fungió como el equipo de casa, pero como los puntos rojos en un caramelo de menta y canela, así estaban las camisetas de los fanáticos de los Timberwolves en la ACM, apenas un puñado de fans de este equipo, pues, sinceramente, desde su inclusión a la NBA en 1989, han sido pocos los años en que el equipo ha dado de qué hablar de manera positiva. Algunas cuantas figuras como Jerome “Pooh” Richardson, Sam Mitchell, Kevin Garnett, Latrell Spreewell, Wally Sczerbiak, Christian Laettner y a últimas fechas Kevin Love, son parte de una modesta historia que apenas ha servido para que la franquicia del estado de los 10 mil lago, como también se le conoce a Minnesota, cultive fanáticos fuera de sus fronteras estatales.

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Pero el juego dio comienzo y el ambiente ya era bastante bueno, al momento del tipoff, un 80 por ciento de la capacidad de la Arena Ciudad de México ya se había hecho presente. Y se alcanzaba a apreciar que la gente seguía y seguía llegando.

Algo que reconoce Zignia Live, la empresa que se encarga de administrar la ACM, es que el fin primario para la construcción de este recinto fue precisamente traer a la NBA, entonces era la noche de graduación de alguna manera, luego de que en 2012 el partido entre Nueva Orleans con Gustavo Ayón, aún en las filas de la mejor liga de basquetbol del planeta, y el Orlando Magic, vinieran a la capital mexicana, pero se trataba de un juego de pretemporada.

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Contrario a lo que pensábamos, Minnesota lució bien, como un equipo competitivo y con ganas de brindarse ante el público mexicano y no convertirse en presa fácil de los Rockets, el equipo favorito, por el tipo de jugadores que tienen en sus filas, grandes estrellas como Dwight Howard y James Harden, además de otros actores de reparto de calidad como Trevor Ariza y los europeos, Kostas Papanikolaou de Grecia y el lituano Donatas Motiejunas.

Incluso el novato, parte del canje para que Kevin Love llegara a reforzar a los Cavaliers, Andrew Wiggins, levantó a la gente de sus asientos con una espectacular clavada, dejando atrás a Harden, quien más tarde, en la conferencia de presa, reconocería que es un jugador muy talentoso pero al mismo tiempo muy joven, pues estos son sus primeros partidos en la NBA. Acabó la noche con 15 puntos.

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Con 22 puntos y 10 rebotes, Howard se llevó la noche, pero no sólo por su actuación brillante, sino por el carisma que emanó de parte suya desde la duela. Hubo una conexión especial con el público mexicano, algo así como si el estrella de los Rockets quisiera haber dejado un lazo inquebrantable con la ciudad, con el país, con su gente.

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Nadie en todo el partido fue tan ovacionado como Howard. Quizás una dotación de gritos y aplausos que pudo haberle competido fue cuando Harden regresó al partido después de haberse torcido el tobillo en el tercer cuarto y que parecía algo más severo. Afortunadamente no fue algo serio y “la barba” regresó a la duela, con una carretada de palmas.

Pero Howard hizo que el medidor de decibeles golpeteara a la derecha con cada canasta, con cada jugada en la que tomaba parte. Quizás es por ello que no dudó ni un momento en despojarse de su camiseta, de sus zapatos, y arrojarlos al público, como dejando un obsequio y agradeciendo al mismo tiempo ese apoyo. Se ha forjado un lazo que parece irrompible entre Superman y la afición mexicana.

Será una larga campaña, esto apenas comienza y con equipos tan duros como San Antonio, los Clippers, Dallas y Golden State, Howard y sus Rockets van a necesitar mucho apoyo para pelear codo a codo con estos pesos pesados del Oeste. Bendita NBA.

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