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El guerrero de cuatro dedos

En ocasiones la vida pone pruebas sumamente complicadas de superar y de toda índole. Para los deportistas lo peor que puede ocurrir es sufrir un accidente que merme o les impida seguir realizando sus actividades cotidianas, máxime si se trata de profesionales.

Empero, las dificultades físicas no han sido impedimento para algunos quienes tienen una mentalidad de acero y voluntad a prueba de todo, pues pese a todas las adversidades, se han logrado superar y erigirse como deportistas memorables.

Ahora que tocamos el tema, es ineludible pensar en algunos deportistas que dejaron una indeleble huella por su excelso espíritu de superación.

Viene a la mente Tom Dempsey, quien fuera pateador de la NFL y que en 1970 impuso el récord del gol de campo más largo en la historia, de 63 yardas, una marca que permaneció vigente hasta 1998 cuando Jason Elam de los Broncos de Denver pateó uno de 64. La peculiaridad con Dempsey es que usaba un zapato especial en el pie derecho, pues literalmente tenía un muñón, su pie estaba incompleto, pero pese a ello, y a todo el tipo de bromas que le gastaron por ese defecto de fabricación, dejó huella.



Por supuesto, ya que estamos tocando el tema, en el beisbol recordamos a Jim Abbott, un lanzador cuya trayectoria es realmente admirable. Las burlas y los comentarios por no haber nacido con su mano derecha.

De 1989 a 1999, el zurdo jugó para cinco equipos, entre ellos los Yanquis de Nueva York, organización para la que en 1993 logró un juego sin hit ni carrera, una auténtica hazaña, y aunque lanzar un partido de doble cero realmente lo es, con las condiciones de Abbott, esta proeza adquiere dimensiones estratosféricas.

Incluso sin tener una mano, Abbott bateó un par de imparables en 21 turnos y remolcó tres carreras, aunque su no hitter es su máxima proeza.



En la NBA hay un caso similar, y aunque pueden decir que no hay comparación con los dos personajes anteriores, Gerald Green, actualmente con los Soles de Phoenix, es una clara muestra de que las limitaciones a veces son más del tipo mental que físico.

En la secundaria, tratando de hacer una clavada, Green tuvo un accidente: su dedo se atoró en la red. El problema que originó esto es que al momento de intentarlo, usaba un anillo. De inmediato fue trasladado al hospital, pero el diagnóstico no fue alentador y la única opción era amputarle el dedo anular.

Pese a esa desventaja, Green saltó a la NBA en 2005 a los 18 años, procedente de la Gulf Shores Academy, la última camada de preparatorianos a los que se les permitió arribar al profesionalismo saltándose el juego universitario.

A sus 28 años y siendo ya un veterano de 10 campañas en la liga, Green tiene una excelente reputación como uno de los mejores dunkers o especialistas en clavadas y aunque todavía no alcanza los tintes históricos los dos personajes con desventajas antes mencionados, seguro se puede catalogar a Gerald como uno de los grandes animadores de los concursos del Slam Dunk en el Juego de Estrellas.