Yahoo Noticias De la fortuna a la infamia
No es privativo de boxeadores arribar vertiginosamente a la cumbre del éxito, para luego estrepitosamente, como si el parachute de un paracaidista no abriera, caer al piso y arrastrarse en la infamia.
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Vin Baker participó en cuatro Juegos de Estrellas y ganó 100 millones de dólares jugando al baloncesto profesional con Milwaukee, Seattle, Boston, Nueva York, Houston y los Clippers. De esa fortuna sólo queda el recuerdo, ahora es mera anécdota, pues todo se esfumó.
Alcoholismo y decisiones erróneas, una combinación nociva para muchos atletas profesionales, dieron al traste con el porvenir de Baker, un delantero de poder que se destacó medianamente en la década de los 90 y que formó parte de la Selección de los Estados Unidos en Sydney 2000, donde conquistó la medalla de oro.
En 2013, le dijo al New York Dailly News, que cuando fue canjeado de Seattle a Boston, el alcohol lo hizo vivir una doble vida. Por un lado, el nuevo y flamante TD Garden atestiguaba cómo Baker era capaz de conseguir 21 dobles dobles tras los primeros 35 encuentros de la campaña 2003-2004, pero los líos con el entrenador Jim O’Brien eran grandes, tuvo tres suspensiones y fue a parar a los Knicks, luego a los Rockets y su carrera profesional concluyó en Los Ángeles, pero no su miseria.
“Cuando tomas decisiones, piensas que el dinero nunca se va a terminar; pero te metes en diferentes gastos y en la adicción y, luego, más gasto, es una fórmula definitiva para perderlo todo”, comentó Baker que ahora trata de enderezar su vida como el gerente de un Starbucks, en North Kingstown (Rhode Island).
Sus 2,11 centímetros de altura no son fáciles de ignorar. Algunos lo llegan a reconocer, pero definitivamente no es lo que uno pensaría hallar en un tipo que ganó una fortuna y que gozó de somero éxito en la NBA.
El otrora estrella de la Universidad de Harftord debe trabajar para hacerse cargo de su familia; tiene cuatro hijos, y aunque no puede estar vinculado por ahora a la NBA o al baloncesto, debe hallar el modo de llevar comida a la mesa.
“North Kingstown me recuerda a mi ciudad natal, así que es cómodo. Me gusta esta comunidad. Starbucks atrae a una gran cantidad de clientes y muchos me conocen ahora”, comentó Baker, de 43 años ahora.
Mientras se dirime completamente una demanda contra su antiguo asesor financiero, parte de la ecuación hacia la bancarrota, asegurarse de manejar una sucursal del café de la sirena, es la principal meta de Vin, como antaño era recobrar rebotes y anotar puntos.
“Para mí, esto pudo haber terminado quizá en la muerte o en la cárcel. Así es como estas historias usualmente terminan. Para mí, reunir la fuerza para caminar hasta aquí y estar emocionado por manejar un local de Starbucks y tratar de proveerle a mi familia. Siento que eso es más heroico que medir más de os metros y hundir un tiro en retirada. Me llena de energía despertarme por la mañana y, antes que todo, no depender del alcohol, y no estar avergonzado o apenado de saber que tengo una familia de la cual hacerme cargo. Es espectáculo debe continuar”
Pues vaya vuelcos que da la vida y en particular la de Baker, pero por fortuna, y como él mismo relata, esto tuvo un desenlace muy positivo.
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Quizás Baker no regrese para estar involucrado de nuevo con la NBA, incluso con el basquetbol o grabar comerciales, pero al menos halló el modo de alejarse de las adicciones y brindarle lo mejor posible a su familia.
