Números, virtudes y defectos de Bale como mediapunta en el Tottenham

La incógnita táctica de la pretemporada en el Real Madrid vuelve llamarse Gareth Bale. Probado que la banda derecha no es ecosistema en absoluto favorable para que el galés desarrolle su contundente fútbol, Rafa Benítez le está probando en la mediapunta. Como segundo atacante, resucitando un rol que el futbolista comenzó a catar en la temporada 2011-2012 con el Tottenham de Harry Redknapp y bordó al siguiente año bajo el liderato técnico de André Villas-Boas.

Muchos aficionados del Real Madrid no acaban de ver al británico como enganche, pero sus números en el equipo londinense le avalan. Si en la 2011-2012, jugando principalmente en la izquierda firmó 13 goles y 17 asistencias, en la 2012-2013, jugando libre por todo el frente de ataque avanzó hasta los 26 goles y las 15 asistencias.

En verano de 2012, Bale decidió que nunca volverá a jugar como lateral zurdo, el puesto en el que había cimentado su carrera. Tras venir actuando con regularidad como extremo izquierdo e incluso como ocasional delantero durante aquella pretemporada del Tottenham en Estados Unidos pide que le cambien el número en la camiseta (pasa de 3 al 11) y se ofrece públicamente a Villas-Boas como solución ofensiva. La jugada funcionó a las mil maravillas, el juego Bale embelesó a Europa y le abrió las puertas del contrato de su vida en Madrid. ¿Puede repetirse la reconversión con Rafa Benítez?

Repasamos las virtudes y defectos que definieron al Bale mediapunta del Tottenham.

1. Disparo. “Bale es distinto del jugador de pase, pero nos da poderío arriba”, admite Benítez. Bale es un velocista que aprovecha su físico imponente para superar a sus rivales y para aparecer en posiciones de remate.

Jugando en la mediapunta su principal arma es el disparo con su poderosa pierna izquierda. Su capacidad con chuts para dañar desde cualquier posición obliga a las defensas y abre huecos valiosos para sus acompañantes por la derecha. Al ser zurdo cerrado, un tipo criado en la cultura británica del centro y disparo por su banda natural, nunca rendirá como es debido en la derecha, donde resulta más sencillo frenarle. El Bale segundo delantero no es un virtuoso del pase, como Isco, ni una potencia completa como James, pero resulta igualmente amenazador.

2. Armando el juego. Las necesidades y el nivel técnico del Real Madrid nada tienen que ver con las de aquel Tottenham, pero al contrario de lo que se admite con frecuencia, Bale era el que armaba el juego. El galés bajaba a recibir siempre para iniciar la jugada, en muchísimas ocasiones realmente alejado del área. Y funcionaba. Bale, una bala por definición, era el armador de juego de aquel equipo. Demostró tener la inteligencia necesaria para impulsar la primera jugada del equipo y también el pulmón suficiente  para culminarla.

3. Carencias técnicas. El galés es un arma de destrucción masiva con campo libre, su gol ante el Barcelona en Copa es el ejemplo perfecto de esa característica. En espacios reducidos sufre más porque su nivel técnico es bueno pero no brillante. Lo mismo que su limitada capacidad de desmarque.

Redknapp le envió al centro cuando los dobles y triples marcajes a los que le sometían las defensas Premier comenzaron a ahogar su fútbol. Incluso en aquel año mágico con Villas-Boas su tendencia era la de recibir alejado del área, donde los espacios escasean y las defensas se aprietan. Contra sistemas cerrados, Bale puede llegar a desesperar al Bernabéu.

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