Morata vuelve a sacar las castañas del fuego

Morata vuelve a sacar las castañas del fuego

Volvió el Real Madrid a vestirse de Dr. Jeckyll y Mr. Hyde ante el Athletic de Bilbao. A un arranque alentador, con presión alta, buena circulación del balón bajo la conducción de un Isco magnífico la primera media hora, y con mucho movimiento y participación por parte de la BBC en el ataque.

En el primer error defensivo de los vascos, Isco sacó petroleo y asistió a Benzema para que el francés se convirtiera en el pichichi del equipo en Liga. El noche pintaba plácida para el Real Madrid y sus jugadores querían gustarse ante su afición.

Sin embargo, y como ya viene siendo más costumbre que accidente, a los merengues se les apagan las luces en cuanto las cosas se le ponen de cara, y el equipo acaba diluyéndose entre pequeñas guerras personales de sus estrellas.

Desde ese momento, Isco desapareció, Bale se escondió si cabe más en la banda, desconectado del partido en todo momento, y Ronaldo siguió buscando su gol, pero fallando lo infallable en cada acción que le encontró dentro del área.

Los errores y la pasividad defensiva de los madridistas acabaron por marcar el partido. En una jugada en la que ni Marcelo, ni Pepe, ni Varane, ni Carvajal tuvieron la entrega necesaria para despejar el balón, Sabin Merino aprovechó su hueco para fusilar a Keylor Navas. Con el 1-1, el Real Madrid no supo estirarse para maniatar al Athletic de Bilbao, que bastante hizo con aguantar de pie y dar pelea, sin tres de sus mejores jugadores: Adúriz, Beñat y De Marcos.

Cuando todo parecía perdido para los blancos, que veían la posibilidad de atacar el liderato de nuevo escaparse entre los dedosde otro empate en Liga, Zidane tiró de sus revulsivos de cabecera, Lucas Vázquez y Morata, para intentar ganar el partido a la desesperada.

Nadie que entienda medianamente de fútbol puede negar que la energía que imprimen estos dos jugadores al equipo al saltar al terreno de juego es esencial para que un grupo ganador no pierda el empuje, pero ellos siguen viendo los partidos desde el banquillo. Como James Rodríguez, por cierto, que no disputó ni un sólo minuto ante el Athletic.

Y como no, sería Álvaro Morata, en el día de su 24 cumpleaños, quien pondría patas arriba al estadio (y van muchas veces ya esta temporada...) con el gol de la victoria. El canterano remató un gran pase desde la izquierda de Kroos, pero también siguió la jugada y se aprovechó del error de Iraizoz que no llegó a atrapar el balón. Morata remachó a la red y lo celebró con la rabia de los jugadores que se resarcen de un error o de una injusticia. En su caso, se trata del segundo motivo.

Zidane sigue aferrándose a las rotaciones en el mediocampo, pero la BBC, a pesar de su pobre bagaje, sigue siendo intocable. Benzema marcó de nuevo, un gol de nueve típico, pero su aportación sigue estando muy por debajo de su nivel esperado, y mientras tanto, a Morata le bastaron 10 minutos para marcar y convertirse en el héroe del encuentro. Podría incluso haber cerrado con un doblete, si Cristiano Ronaldo hubiera estado más esplendido con una ocasión en la que, solo ante Iraizoz en el minuto 94, disparó al muñeco en vez de buscar al compañero mejor colocado.

Ya va siendo hora de que Zinedine Zidane se rinda ante la evidencia de que Álvaro Morata es, ahora mismo, el delantero más en forma de su equipo y de que su relación con el gol está fuera de toda duda. Si existe algún tipo de justicia en el mundo del fútbol, cuando lleguen los partidos grandes, Morata debería ser el nueve titular del equipo.

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