Di María se entrena con un ojo en la puerta de salida

El centrocampista argentino del Real Madrid Ángel di María, entrenando en el campo de Valdebebas, en Madrid, el 5 de agosto de 2014 (AFP | Gerard Julien)
El centrocampista argentino del Real Madrid Ángel di María, entrenando en el campo de Valdebebas, en Madrid, el 5 de agosto de 2014 (AFP | Gerard Julien)

Las horas de Ángel Di María en el clun de Chamartín están llegando a su fin y, aunque el jugador tuvo que volver a entrenarse en Valdebebas, las caras largas durante la sesión dieron a entender que la resolución al conflicto debe llegar más pronto que tarde.

La historia del argentino en el club blanco siempre ha estado llena de altibajos. Di María pasó de ganarse un puesto en el costado derecho del ataque de Mourinho en su primera temporada en el club a hacerse indiscutible en la segunda, como una de las puntas de lanza del mejor contra ataque del continente. Pero entonces todo cambió.

El argentino, por petición de Mourinho, renovó su contrato y paso a ganar un 70% más, y de repente su rendimiento cayó en picado. Tanto así, que pese a ser su gran valedor en el club, el técnico portugués acabó su última temporada en el Real Madrid dando la alternativa al canterano Callejón por encima de Di María.

Ese verano, con la fijación de fichar a Gareth Bale, el club tenía muchas ganas de vender al internacional albiceleste, pero la enfermedad de su hija hizo que le pidiera al nuevo técnico --Carlo Ancelotti-- quedarse en Madrid, para así poder continuar con su tratamiento.

La actitud del extremo cambió por completo y Ancelotti le vio tan comprometido que aceptó de buen grado quedarse con él en la plantilla y vender a un Ozil que también estaba muy apagado anímicamente.

En Navidad, y con su hija totalmente recuperada, Di María volvió a escuchar cantos de sirena e intentó marcharse al Mónaco, que ya por aquel entonces le ofrecía doblar su sueldo. Entonces, fue el club el cual decidió no traspasarle, pero tampoco cedieron al aumento que éste pedía, por lo que no hubo más remedio que entenderse.

Ancelotti obró el milagro: reinsertó al argentino en el equipo tras su polémicos "tocamientos" al ser sustituido en el Bernabéu ante el Xátiva, le reubicó en el mediocampo y le convenció para que diera lo máximo de si mismo en los primeros cinco meses del año.

Di María fue básico en las consecuciones de la Copa del Rey y de la Champions League, y la grada no dudó en olvidar el pasado en rendirse a sus pies. Justo esa coyuntura fue la que aprovechó el argentino para volver a lanzar su ultimatum: "O me doblais el sueldo o me voy".

El club se ha hartado y le busca una salida a la desesperada y, ahora mismo, se estudia cualquier fórmula para que Di María pueda salir del club. El PSG --equipo que estaba dispuesto a darle 9 millones netos por año-- acaba de anunciar que desecha la operación por su alto coste, pero a buen seguro el Real Madrid encontrará acomodo en el mercado a uno de los jugadores más destacados del pasado Mundial.

La idea era que ni siquiera volviera a entrenar, pero ya que lo ha hecho, ahora se intenta que sea durante el menor tiempo posible.