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Cristiano Ronaldo pierde la cabeza

Cristiano Ronaldo pierde la cabeza

Hace prácticamente seis meses que el delantero del Real Madrid, Cristiano Ronaldo, dejaba el verde del Stade De France lesionado en los primeros compases de la final de la Euro 2016 tras una entrada de Dimitri Payet. Con lágrimas en los ojos por no poder defender el honor de Portugal, equipo del cual era capitán y máxima estrella y que llegaba a la final como el gran tapado del torneo para disputarle el título al todo poderoso anfitrión, el máximo goleador de la vino tinto sabía que tenía por delante dos duros meses de trabajo para recuperarse. Y eso después de haber jugado mermado los últimos dos meses de competición del campeonato anterior, motivo por el cual se perdió la ida de semifinales de la Champions League, y por el cual rindió a un nivel menor del esperado tanto en la final del mejor torneo de clubes de Europa como en el arranque del de selecciones.

Tras su puesta apunto y una improvisada pretemporada personal, Ronaldo hizó su entreda triunfal en la Liga con el Real Madrid con ganas de volver a ser el tormento de las defensas rivales, pero rápidamente se dio cuenta de que algo fallaba. Su sprint ya no es tan diabólico como antes, y los goles que antes solía no fallar ahora se le escapaban como burbujas de jabón. La excusa de su falta de estado físico tras prácticamente tres meses parado era fácil y estaba a mano, pero tras más de dos meses de su vuelta al ruedo algo sigue fallando, y el físico no puede seguir siendo su chivo expiatorio.

Es cierto que ya no es el jugador que podía volver loca a toda una defensa con su explosividad y potencia, y que son contadas las ocasiones en las que sale airoso de un regate con intención (ahora intenta siempre regatear hacia afuera, con el proposito de sacar espacio para encontrar el ángulo de pase, en vez de atacar al defensa a contrapie e intentar el disparo propio), pero su gran condición aeróbica le permite percutir tantas veces que sigue mostrándose demoledor en los últimos metros.

El problema por lo tanto no puede ser físico. Nadie aguanta tantos partidos con tanta intensidad durante 90 minutos cada tres días si no está fino en el apartado físico. Sin embargo, Ronaldo lleva 4 goles en 10 partidos, cuando lo normal es que a estar alturas de temporada estuviera ya cerca de los 20.

El encuentro ante el Athletic de Bilbao definió el estado de ansiedad en el que se encuentra el portugués perfectamente. No le salió absolutamente nada. Los rivales saben que vive preso de la propia presión a la que él se somete porque el gol bendito no llega, y se aprovechan de ello, porque en la indecisión son capaces de ganar un delantero que, si por algo se ha caracterizado durante su carrera, ha sido por su habilidad de mantener la frialdad necesaria y la confianza en si mismo en cada acción de la cual tomaba parte.

En el partido de Liga ante el equipo de Ernesto Valverde pudimos observar al Ronaldo más fallón y frustrado en mucho tiempo. El portugués se comió dos mano a mano de los que él no solía perdonar, sobre todo uno en el que, con todo el tiempo del mundo, acabó regalando el balón a Iraizoz carcomido por la indecisión de reventar el balón al primer palo o buscar la asistencia a Benzema en el punto de penalti.

Así fueron pasando los minutos para Ronaldo en el encuentro, durante el cual lanzó dos faltas directas a la barrera y desperdició varios remates francos al primer toque a centros de Bale y Kovacic.

Como guinda en una noche para olvidar, Lucas Vázquez le asistió en el minuto 94 para que se plantara sólo ante Iraizoz, tras una carrera de 20 metros sin oposición. En última instancia, secundado por Morata y Kroos en la carrera, Ronaldo dudó de nuevo entre disparar o asistir a sus compañeros, y en esa indecisión el portero vasco le recortó todo el ángulo y acabó atajando el balón.

En siete años en el equipo blanco es la primera vez que se recuerda a un Ronaldo tan fallón ante la portería rival y es algo que se ha convertido en más que una obsesión para el delantero. Cada minuto que pase sobre el terreno sin recuperar su olfato goleador se puede volver una losa muy pesada para él, que no entiende el fútbol de otra manera que no sea siendo el protagonista en el apartado anotador.

Por eso es mejor dejar de hablar de su estado físico, y de empezar a poner enfasís en su estado mental. Ronaldo necesita aliviar el pensamiento de presiones innecesarias y comprender que los goles llegan como fruto de una actividad colectiva.

Con trabajo y esmero, el fútbol sin duda volverá a poner a Ronaldo en la estela del gol perdido, pero él debe poner de su parte, relajarse de cara a portería y empezar a trabajar en pos del equipo y no tanto de si mismo. Sólo así podrá volver a romper redes al ritmo que nos tiene acostumbrados durante la última década.

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