La pasión no conoce latitudes

 

No hay una nación con una tradición tan grande en África con relación al baloncesto como Angola. Un total de 11 campeonatos continentales ganados los colocan como los mandones en el llamado continente negro.

 

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Cinco apariciones en los Juegos Olímpicos y siete en la Copa del Mundo de la FIBA, ratifican a los angoleños como la potencia africana sobre la duela. En Barcelona 1992, fueron el primer equipo, para desgracia suya, al que se enfrentaron los míticos integrantes del Dream Team de los Estados Unidos, pero por otro lado, pueden también decir que tuvieron ese privilegio.

 

Por el momento, Yannick Moreira es su único exponente internacional, juega para los Mustangs de Southern Methodist University (SMU) en los Estados Unidos, pero en general, la pasión por el baloncesto local es amplia, ferviente y se respira en su gente, y también en sus periodistas, como Alexandre Morais, quien hizo el viaje desde su natal Luanda para seguir a su selección.
Ningún otro deporte en la otrora colonia portuguesa despierta tanta pasión como el baloncesto, ni siquiera el futbol soccer. Aunque, dicho sea de paso, este país no tiene el mismo prestigio internacional del que goza a nivel continental.

 



Y qué decir de Eslovenia. Tras la partición de la ahora extinta Yugoslavia, pocos deportes de conjunto eran tan relevantes como el baloncesto en esta nación que se dividió en varios países, entre ellos, Eslovenia, la región más montañosa.

 

Teniendo en Goran Dragic, la estrella de los Soles de Phoenix, como su mejor referencia internacional, resulta difícil que las jóvenes generaciones recuerden a Jure Zdovc, el actual entrenador de la selección de Eslovenia. Zdovc compartió vivencias y experiencias con la mejor edición del equipo yugoslavo, en el que militaron dos grandes como el extinto Drazen Petrovic y Vlade Divac, quienes tuvieron oportunidad de llegar a la NBA.



El hermano de Goran, Zoran, milita para el Unicaja Málaga de la Liga Endesa, en España, y es una de las estrellas de la segunda mejor competición de baloncesto en el orbe y es la segunda mejor referencia actual del equipo balcánico, una razón también para que el aficionado esloveno sea tan apasionado.

 

Quizás, y a reserva de que las cifras arrojen otro dato diferente a lo que el ojo mira a simple vista, la afición eslovena es la más numerosa en la sede mundialista de Gran Canaria y también pelearía sin problema alguno por ser la más escandalosa.

 



Como gente y como países, es altamente probable que Angola y Eslovenia no tengan muchas cosas en común, pues en un país se habla portugués, en el otro esloveno, que es una derivación del yugoslavo y de familia de las lenguas eslavas como el serbio, croata, macedonio y bosnio. Los dos países tienen litoral marítimo, y paremos de contar en similitudes, que parecen no ser muchas, aunque en algo están de acuerdo: en su territorio, el basquetbol es el rey de sus deportes.