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Se pasó de listo al patear un penal... quedó en ridículo

La Copa de Brasil es un torneo tradicional y abarcativo como pocos en el país del fútbol. La juegan todos, la aprecian más los clubes pequeños del interior y, por lo general, la ganan los equipos grandes, los de mayor prestigio. El año pasado, por ejemplo, fue el Atlético Mineiro el campeón después de vencer en la final a su clásico rival, Cruzeiro.

Con su atrapante modalidad de playoffs, suele deparar sorpresas entre los clasificados y algunas acciones curiosas. Como por ejemplo, la que aconteció en el juego de ida entre el Santo André paulista y el Goiás, disputado en el estadio del Ramalhao. Alves había adelantado a los visitantes, pero en la segunda mitad, a los 28 minutos, el árbitro cobró un penal por una falta que no existió en el área de los verdes.

Muller Fernandes, entonces, decidió hacerse cargo de la ejecución, para empatar el partido. Tenía todo en mente, sabía cómo engañar al arquero Renan... o al menos, eso creía.  Se paró frente a la bola y, cuando el colegiado dio la orden, demoró en dar los pasos atrás para tomar carrera y, repentinamente, corrió hacia la pelota para tomar desprevenido al arquero.

Nada de eso sucedió, ya que Renan estuvo despierto y, sin demasiados inconvenientes, se convirtió en héroe tapando el disparo. "Vi que algo raro sucedía. Demoró demasiado en retroceder, por eso decidí no bajar la vista. Cuando pateó, casi no le quedó distancia y pude anularlo", dijo el uno de los de Goiania tras el partido.

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