¿Cómo llegó DeAndre Jordan a casi cinco años sin perderse un juego?

El miércoles, el pívot de Los Angeles Clippers, DeAndre Jordan, se perdió su primer partido en casi cinco años por culpa de una neumonía. En total fueron 360 citas al hilo sin ni siquiera torcerse un tobillo o tener una gripe. Ni que decir tiene que las lesiones musculares también quedaron fuera de la ecuación.

ARCHIVO - En imagen del sábado 11 de abril de 2015, DeAndre Jordan, de los Clippers de Los Angeles, disputa el balón en duelo con los Grizzlies de Memphis en Los Angeles. Jordan ha llegado a un acuerdo con los Mavericks y dejará a los Clippers en la agencia libre, dijeron personas al tanto de las negociaciones a The Associated Press, el viernes 3 de julio de 2015. (Foto AP/Danny Moloshok, archivo)

 

Ningún jugador en activo ha logrado mantenerse tan saludable durante tanto tiempo, el que más se le acerca es Tristan Thompson, de Cleveland Cavaliers, con 324 encuentros consecutivos. Precisamente otra neumonía fue la culpable de doblegar a Jordan el 23 de marzo de 2011. Ha llovido mucho desde entonces.

¿Cuál es su secreto para burlar lesiones y enfermedades con tanta facilidad?

No hay duda de que nos encontramos ante un auténtico portento físico de 6’ 11’’ y 265 libras (2,10 metros y 120 kilogramos), pero no siempre fue así. El propio Jordan confesó que en la época de High School era un “palo” e incluso llegó a utilizar la expresión “pecho de pájaro” para explicar que apenas tenía masa muscular.

La cosa ha cambiado mucho desde entonces hasta su periplo en la NBA, donde se ha convertido en uno de los jugadores más dominantes de la liga en la pintura. Con el tiempo llegó a ser un obseso de su cuerpo y no ha puesto un kilo más o menos en los últimos seis años, justo en la transición entre un jugador suplente a titular en los Clippers.

 

Una de las rutinas que lleva a cabo de manera consistente es la bicicleta. Cuenta con una hecha a medida con las últimas tecnologías, incluso llegó a ir a clases de spinning cada semana. La intensidad a la que se somete cuando no hay competición está dotada de mucho movimiento de piernas en los que trabaja su ritmo y velocidad, un aspecto primordial para un jugador de su envergadura. El cardio y el aeróbico es clave en su preparación, sin embargo, si hay algo imprescindible eso es la hidratación y la nutrición.

Jordan siempre fue un amante de las sodas, un vicio que tuvo que dejar de lado para cuidar su estado físico. Desde hace años cuenta con una nutricionista que le tiene preparado un plan específico en el que por supuesto no hay lugar para las gaseosas con azúcar. El agua ha formado parte importante de la puesta a punto de Jordan

Su obsesión fue mayúscula cuando decidió que quería dejar de ser un “pecho de pájaro” y desde que juega en la NBA mantiene los datos de la carga que propina a su cuerpo, así como todos los alimentos que injiere. En cuanto a lo que a ejercicios se refiere, Jordan lo tiene claro:

“Siempre los combino con la dieta y cualquier ejercicio me vale siempre que esté listo para ayudar a mis compañeros todas la noches”, afirmó recientemente.

En esta ocasión no pudo ser, a pesar de que insistió en llegar a tono. No hay duda de que Jordan es un vistuoso físico, uno de los poquísimos jugadores capaces de haber controlado su cuerpo de una manera efectiva contra las lesiones y las enfermedades.

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