Racismo ocultado en la Liga MX
El tema del racismo ha tomado matices desoncertantes en el mundo del futbol. En ciertos países, donde el balompié es tomado casi como una religión por algunos fanáticos, las pasiones se desbordan, y con el afán de molestar y sacar de sus casillas a los contrarios, principalmente jugadores negros, recurren a técnicas ofensivas, molestas y desagradables que pasan del apoyo, al mal gusto.
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Emular los sonidos que hace un chango, orangután o simio son los que realizan los radicales que se esconden en el anonimato de las tribunas y rodeados de tanta gente, donde dificilmente serán detectados; y arropados por los compañeros de la porra, se dan valor para ofender, lastimar y humillar a los rivales.
En el futbol mexicano pocos son los casos que se han presentado al respecto. Algunos desorientados, probablemente influenciados por bebidas embriagantes y con el sentido común fuera de toda órbita, han recurrido a estos desagradabñes sonidos en las canchas de la Liga MX.
Recientemente, (reporta el periódico El Universal) un árbitro del balompié azteca fue objeto de este tipo de burlas por parte de los jugadores, situación que coloca como grave la acción, ya que deberían ser ellos quienes principalmente pondrían el ejemplo, pero eso, en muchas ocasiones, se antoja complicado.
En el torneo de la Copa MX se celebró el encuentro entre el Atlante y el Pachuca en el estadio Andrés Quintana Roo, casa de los Potros de Hierro y cuando el árbitro Adalid Maganda fue a revisar los uniformes de los Tuzos, autodenominado el Equipo de México, algunos elementos de cancha tuvieron a mal efectuaron sonidos de chango y reírse, situación que molestó, obviamente al juez.
Enojado, Magando anunció este acontecimiento al árbitro central, Uriel Olvera Ríos, y cuando el tema llegó a Edgardo Codesal, director técnico de la comisión de árbitros, el tema se detuvo y ya no pasó a mayores.
Cabe recordar que el Dr. Codesal tiene excelentes relaciones con el presidente del Grupo Pachuca, Jesús Martínez, y el exárbitro mundialista no quiso desgastar su excelente relación con el mandamás del Pachuca y hacerse ‘de la vista gorda’ con el acontecimiento, dejando todo apoyo de lado para un elemento de su gremio.
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Los interesés siguen y seguirán siempre por encima de las buenas formas en el futbol mexicano, beneficiando los poderosos, y dejando de lado las buenas formas y el respeto a todos los involucrados en el mundo de la pelota.