¿Qué hubiera pasado si Phelps no buscaba ese "tratamiento"?

El joven Michael practicaba beisbol y fútbol americano. Como la mayoría de los niños estadounidenses se volcaba por esos deportes autóctonos del país de Norteamérica. Pero ocurría algo que terminaría por desalentarlo a continuar desarrollando aquellas disciplinas: pasaba mucho tiempo en casa. El deporte, entonces, no era capaz de alejarlo de eso que más odiaba: ver, y escuchar, discutir a sus padres todo el tiempo.

Debió ponerse a la búsqueda de ese deporte que le sirviera para alejarlo del calvario que era su hogar, atravesado por las coléricas disputas dialécticas entre sus padres. Con recelo, porque sentía temor por el agua, se animó a intentar con la natación sin sospechar que sería desde ese momento uno de los principales amores de su vida, aquello mediante el mundo entero conocería su nombre.

Pero Phelps había descubierto sólo un refugio para aislarse de los conflictos familiares, otra casualidad debió darse en su vida para que la natación terminara por convertirse en su profesión. A los once años, mientras nadaba como cualquier otro día, Bow Bowman, un reconocido entrenador de nadadores, se cruzó en su camino. Bowman no dudó, advirtió sus condiciones innatas para ese deporte y le propuso comenzar a entrenar bajo sus órdenes en el North Baltimore Aquatic Club. Tan importante fue su entrenador en su carrera y su vida que el nadador, antes y durante su éxito deportivo, lo consideró y lo considera como a un segundo padre. Es que con su padre biológico, un policía retirado que terminó divorciándose de su esposa,  ya casi no lo une ningún tipo de relación.

Su personalidad, su carácter de ganador, también influyó, claro. Es que es el único nadador profesional de su país que saltó de la etapa amateur a la profesional sin competir en los torneos universitarios. Cuando finalizó los estudios secundarios, el joven Michael manifestó su irrompible voluntad de interrumpir sus estudios para dedicarse exclusivamente al entrenamiento deportivo.


La historia del mejor nadador estadounidense está en cualquier sitio de deportes y en la famosa autobiografía que publicó en el año 2010. A los quince años irrumpió en el mundo del olimpismo, participó de los juegos de Sidney 2000 y obtuvo un meritorio diploma tras alcanzar el quinto puesto. Cuatro años más tarde batió su primera marca de trascendencia: en Atenas 2004 logró ocho medallas de oro, hasta ese entonces récord que ostentaba el gimnasta soviético Alexander Dityatin.

Miles de niños toleran los conflictos en casa a pesar de los conflicos internos que esos episodios pueden llegar a provocar. Phelps evitó presenciar las discusiones de sus padres y optó por refugiarse en una pileta, allí la vida se le hacía más llevadera...

¿Qué hubiera pasado si aquel niño no optaba por buscar una escapatoria a los problemas familiares de su hogar?