Porteros que encajaron diez goles en un solo partido

Que un equipo haga una decena de tantos en un encuentro es algo que no se ve a menudo en el fútbol de élite. Sin embargo, en la historia de la Primera División ya ha sucedido varias veces; la última, en el último enfrentamiento entre el Real Madrid y el Rayo Vallecano.

Porteros que encajaron diez goles en un solo partido

Cuando el gallego Yoel Rodríguez llegó cedido al Rayo Vallecano, no imaginaba que iba a acabar entrando en la historia de la Liga. Aunque, de haberlo sabido, seguro que habría preferido permanecer más o menos anónimo, en lugar de pasar a formar parte de un club tan selecto como desafortunado. El guardameta franjirrojo fue el titular de su equipo en el partido del Bernabéu que el Real Madrid ganó por 10 goles a 2.

Un marcador tan aparatoso, un atropello de tal calibre, es algo que se ve muy pocas veces en un campo de fútbol. De hecho, desde que existe la Liga española, inaugurada en 1929, sólo había pasado otras 11 veces que un portero encajara 10 o más goles en un solo partido. Y de la última hace ya más de 55 años.

Sucedió el 7 de febrero de 1960, en la jornada 21ª de una liga que entonces sólo disputaban 16 equipos, y el escenario fue el mismo: el estadio Santiago Bernabéu. En aquella ocasión el Real Madrid no tuvo piedad de un Elche cuya portería defendía el ex madridista Juan García. El marcador fue incluso más abultado que el del pasado domingo: 11-2, con una exhibición del delantero melillense Pepillo, habitual en el equipo blanco en aquella época, quien marcó cinco goles. Otros cuatro fueron de Puskas, dos de Santisteban y el último, de Gento. Semejante paliza no valió a los blancos para ganar la Liga, que se llevó el Barcelona... ¡por mejor diferencia de goles!

Poco más de un año antes, también en el Bernabéu, el mismo Real Madrid le había asestado otro 10-1 a Las Palmas, con sendos tripletes del mismo Puskas y de Di Stéfano. La víctima en aquella ocasión fue José Casas "Pepín", guardameta valenciano que hizo carrera en Gran Canaria y en el Betis. Fue el peor descalabro que sufrió en sus 17 años como profesional, y eso que acumuló más de 300 partidos.

Una década antes, otros tres guardametas vivieron la vergüenza de encajar una decena. Fueron tres 10-1 que se vieron en tres temporadas consecutivas. En la 49/50 el Barcelona se los marcó al Nàstic (entonces Gimnástico) de Tarragona, en una de las escasas participaciones en Primera de los granas, siendo la víctima Dauder. Un año después, el Deportivo de la Coruña le metió otros tantos a Rivero, del Lleida (Lérida en aquella época), y al siguiente, el Athletic de Bilbao tampoco se apiadó del zaragocista Vélez.

Para encontrar más ejemplos hay que irse al fútbol recio y heroico de la inmediata posguerra, donde el juego ofensivo despreocupado y casi suicida era la norma habitual y las líneas de ataque estaban integradas habitualmente por un mínimo de cinco jugadores. Así, entre 1940 y 1942 se vieron hasta cuatro casos. Tres de ellos los protagonizó el Sevilla, que vivía su primera época gloriosa. La mítica delantera de los "stukas", con López, Torrontegui, Campanal, Raimundo, Berrocal y Pepillo, registró 216 goles en cuatro campañas. Por ejemplo, un 11-1 al Barcelona que defendía Miró, un 10-3 al Valencia de González y un 10-0 al Oviedo de Florenza. Tanto poderío no les bastó para alzarse con la Liga. Como tampoco pudo el Athletic, pese a perforar diez veces las redes del celtista Bermúdez allá por 1942.

No obstante, la mayor paliza de la historia, aún por superar, vino todavía antes: en la campaña 1930/31. Con sólo 10 equipos en competición, las marcas ofensivas eran astronómicas: el pichichi de aquel año, el bilbaíno Bata, hizo 27 tantos en 18 partidos. Ni más ni menos que siete de ellos llegaron en el enfrentamiento de la jornada 10 contra el FC Barcelona, entonces mucho menos poderoso que en la actualidad. El 12-1 que reflejó el marcador del viejo San Mamés aún se recuerda como una proeza difícil de igualar, y el pobre que lo sufrió fue Ramón Llorens, habitual portero suplente que ese día hubo de jugar ante la baja del habitual Nogués.

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