Pau, al All Star con sentimientos encontrados

CHI24 - CHICAGO (EE.UU.), 20/1/2016.- El jugador de Bulls Pau Gasol observa desde la banca el juego ante Warriors hoy, miércoles 20 de enero de 2016, durante un juego de la NBA en el United Center en Chicago, Illinois (EE.UU.). EFE/Kamil Krzaczynski
CHI24 - CHICAGO (EE.UU.), 20/1/2016.- El jugador de Bulls Pau Gasol observa desde la banca el juego ante Warriors hoy, miércoles 20 de enero de 2016, durante un juego de la NBA en el United Center en Chicago, Illinois (EE.UU.). EFE/Kamil Krzaczynski

La cosa es ir, firmar como presente, quedar registrado en los anales de la historia como participante en el Juego de las Estrellas. Lo demás no importa, el futuro no tendrá mayor memoria que ésa. Quizás algunos, muy pocos, se acuerden de lo que sucedió realmente. Pero qué más da, si al final lo que prima es la mera presencia, el número '2016' detrás del 'All Star del año 2015'. La sexta aparición en lugar de la quinta. Priman los números, la experiencia poco más.

Pau Gasol jugará el partido de exhibición más codiciado del deporte de élite estadounidense y en este momento los medios españoles están como locos mandando emails a la NBA para poder tener un hueco en Toronto. Vuelos, hoteles, transporte... Todo porque el ala-pívot de Chicago Bulls fue invitado a la fiesta en el último momento. Probablemente mientras unos reservan, el protagonista cancela. Ya lo dijo Kobe Bryant cuando los dos se vieron las caras por primera vez desde la salida del español hace unas semanas:

“Me alegro por él porque tendrá tiempo para irse de vacaciones”, afirmó con un trasfondo de indignación porque su amigo no había salido elegido por los coaches.

El español de los Bulls de Chicago, Pau Gasol (centro), se abraza a Kobe Bryant (derecha), de los Lakers de Los Ángeles, antes del inicio del partido de la NBA que enfrentó a ambos equipos, el 28 de enero de 2016, en Los Ángeles. (Foto AP/Mark J. Terrill)
El español de los Bulls de Chicago, Pau Gasol (centro), se abraza a Kobe Bryant (derecha), de los Lakers de Los Ángeles, antes del inicio del partido de la NBA que enfrentó a ambos equipos, el 28 de enero de 2016, en Los Ángeles. (Foto AP/Mark J. Terrill)

Así que el gozo de Pau en un pozo que ahora reboza de contradicción. Por un lado, la alegría, y es que como agua de mayo le ha venido el participar en otro Juego de las Estrellas más para su lista; por el otro el sinsabor y la sensación de haber sido un segundo plato irresistible. Las votaciones le dejaron a las puertas de la titularidad en un sistema visiblemente injusto con los jugadores de mayor envergadura y en el que prima la espectacularidad de armadores y escoltas.

Su presencia con 35 años de edad era merecida en su origen gracias a sus actuaciones (máximo anotador de Chicago Bulls en 12 ocasiones, máximo reboteador en 33 y en asistencias en ocho; 29 doble-dobles, segundo en la Conferencia Este y quinto en la NBA), a sus balances (48 partidos con una media de 17.0 PPJ, 10.9 RPJ –tercero en el Este y quinto en la liga- en 31.9 minutos disputados por encuentro) y a un componente imposible de pasar por alto: la última participación de Kobe en su carrera. Y es que la amistad que les une debería haber supuesto ese pequeño empujón que le hubiera ayudado a formar parte del homenaje que recibirá el cinco veces campeón de la NBA.

La ausencia de su compañero, Jimmy Butler, le ha brindado la oportunidad a Pau de formar parte del Juego de las Estrellas. Será su segundo año consecutivo y quizás su elección no haya venido de la manera más agradable, pero al menos ha llegado, que es lo que importa, y cuando todo pase, que le quiten lo 'bailao', porque una vez salte a pista, no habrá orgullo que carcoma su cabeza.  

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