Miguel Layún, del desprecio general al sueño europeo

 

Por Elías Leonardo

 

Cuando se dio a conocer que Miguel Layún se convertía en refuerzo del América, aficionados de las 'Águilas' se indignaron. Cuestionaron la contratación de un futbolista del que se sabía intentó probar suerte en Italia con Atalanta, equipo con el que apenas disputó unos cuantos minutos. Prácticamente era un desconocido para los seguidores americanistas, un don nadie; y se lo quisieron demostrar una vez que se instaló en Coapa.

 

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Exigentes, sin otorgarle el beneficio de la duda, acostumbrados a ver fichajes estelares, los americanistas se encargaron de menospreciarlo. Calificándolo de "petardo", burlándose de sus condiciones, mofándose de su paso fugaz por la Serie A, le hicieron sentir lo mucho que pesa una camiseta como la del América. Padeció un odio en ocasiones sin fundamento, una campaña de intolerencia hacia su persona fuera por el motivo que fuera, campaña a la que incluso se sumó un sector del periodismo deportivo.  “Me tocó vivir un momento difícil, una crítica masiva hacia mi persona por parte de aficionados del América, y de la afición en general, así como de la prensa. Para ellos, todo lo que hacía estaba mal", refiere en entrevista con Yahoo Deportes.

 

 

 

Fue entonces cuando decidió comprar ese desprecio como aliciente. Para asumir los estragos del rechazo masivo, además de procurar su desempeño futbolístico y así aprovechar la oportunidad de estar en un equipo obligado a estar en los primeros planos, Miguel Layún recurrió a la terapia psicólogica con el propósito de fortalecer el aspecto mental. “Cuando la situación se tornó muy complicada recurrí a una psicóloga que me ayudó en los temas de enfoques y concentración, en el cómo explotar y mejorar el rendimiento de mi persona, confiar en mis cualidades para sacarlas a relucir. Soy una persona muy terca, mientras más me dicen que no puedo más batallo, y más trabajo para conseguir mi objetivo", comparte.

 

El trabajo psicológico poco a poco surtió efecto, reflejándose con sus actuaciones sobre un terreno de juego. Del extraño que parecía condenado al escarnio apareció un futbolista que dominaba la banda, que se atrevía a rematar de larga distancia; un defensa que anotaba goles y pisaba área enemiga. Las críticas, abucheos y ofensas hacia su persona desaparecieron para dar paso al perdón, aprecio y arrepentimiento de aquellos que lo despreciaron.

 

 

 

“Es muy importante que la gente sienta lo que uno como jugador transmite en la cancha. En lo personal intento transmitir pasión, entrega y ganas de hacer bien lo que haces", agrega. Basado en este concepto, el jugador logró lo que otros de sus compañeros generan con facilidad, nunca logran o tienen que picar piedra para obtenerlo, la confianza. Confiando en sí mismo, respetando al futbol, respetando el peso de la camiseta americanista y respetando a la afición, engendró una confianza mutua para trascender.

 

Del don nadie que llegó a Coapa se transformó en un futbolista que fue campeón con las 'Águilas', mejoró su lectura sobre el juego, pulió su técnica y, sobre todo, representó a México en una Copa del Mundo.

 

 

¿Qué sigue?

Su actuación en el Mundial de Brasil 2014 le valió ser observado por clubes europeos, principalmente italianos. En los últimos días se ha manejado la versión de que equipos como Cagliari y Fiorentina buscan sus servicios, siendo concreto el hecho de que hay ofertas desde el 'Calcio'. Sea por opción de compra o préstamo, Layún prefiere no adelantar vísperas sobre el interés hacia su persona y opta por enfocarse en un rasgo que le ha dado buenos dividendos, la paciencia.

 

“Me siento muy preparado, he madurado mucho. Tengo una revancha personal en Europa, y confío en que el destino me pondrá allá para demostrar que ahora estoy en un mejor nivel. Pero todo con calma, todo a su debido tiempo".

 

El tiempo, su mejor aliado. El sueño europeo se mantiene intacto, y aún estando más cerca que nunca de volver a cumplirlo, por lo que en caso de conseguirlo llegará ya no como el don nadie sino como Miguel Layún.