Layún, la adversidad como aliciente

Miguel Layún.
Miguel Layún.

 

Pasó de ser el hazmerreír a un jugador tratado con seriedad. El proceso no fue sencillo para ninguna de las tres partes involucradas: afición, prensa y él. Juntos, de la mano, como si fuera un ejercicio lúdico, la evolución de Miguel Layún ha sido la evolución de un entorno futbolístico que se ha visto obligado a crecer con él.

 

De ser el chiste relegado a la burla que lo responsabilizaba de todos los males, de todas las culpas habidas y por haber, Layún ha trascendido en atenciones dedicadas a su mentalidad, su gran soporte para continuar hacia adelante. Y es su mentalidad la que pocas veces se aprecia, la invisible cátedra de que querer es poder en una cultura donde se desprecia al que sobresale y se apapacha con honores al que fracasa.

 

 

Sin negarlo, con toda claridad, el propio Layún ha declarado en diversas ocasiones que se vio en la necesidad de recurrir a la psicología para buscar una solución a las condenas y cargas que se le adjudicaron. Pero aparte de su terapia, el tipo se esforzó y plantó cara a todos sus detractores transformando la adversidad en aliciente, en impulso.

 

Moldeó las críticas en exigencia para intentar pulir su técnica. Moldeó las burlas en humor propio al asumir que en efecto todo era su culpa y lo reflejó con una marca de playeras que hace referencia al tema.  Moldeó los cuestionamientos sobre si merecía portar camisetas como las de América y Selección Mexicana en respuestas contundentes: convirtió el penal que le dio el título a las 'Águilas' en la épica final contra Cruz Azul y disputó la Copa del Mundo en 2014.

 

 

Hoy dia Layún ve recompensado su esfuerzo siendo titular con Watford en la Premier League y anotando un gol frente a Everton. Llegó al club para buscar el ascenso, situación que no le provocó mayor incomodidad. Por el contrario, aprendió y se fortaleció. Arribar al fútbol inglés, pisar cancha en una liga tan importante y estrenarse haciéndole daño al arco contrario, no cualquiera.

 

 

Canta José Alfredo Jiménez: "No hay que llegar primero, pero hay que saber llegar". Layún, en el fútbol, en el deporte, una muestra de cómo hacerlo. Su mentalidad, fuerte aliada en su andar, cachetada con guante blanco para quienes lo vislumbraron (vislumbramos, dijo el otro) como uno más del montón.

 

También te puede interesar: