La revolución de los Lakers ha de comenzar por la cúpula

LOS ANGELES, CA - APRIL 13: Head coach Byron Scott of the Los Angeles Lakers addresses the media after the Lakers defeat the Utah Jazz 101-96 at Staples Center on April 13, 2016 in Los Angeles, California. NOTE TO USER: User expressly acknowledges and agrees that, by downloading and or using this photograph, User is consenting to the terms and conditions of the Getty Images License Agreement. Harry How/Getty Images/AFPLOS ANGELES, CA - APRIL 13: Head coach Byron Scott of the Los Angeles Lakers addresses the media after the Lakers defeat the Utah Jazz 101-96 at Staples Center on April 13, 2016 in Los Angeles, California. NOTE TO USER: User expressly acknowledges and agrees that, by downloading and or using this photograph, User is consenting to the terms and conditions of the Getty Images License Agreement. Harry How/Getty Images/AFP (AFP Photo/Harry How)

Los Ángeles Lakers no utilizaron la opción de renovar a Byron Scott de cara a la temporada que viene. De nuevo, otro entrenador de la franquicia del sur de California es señalado por los pesos pesados de la organización. Ya van tres en cinco años (Mike Brown -2011 a 2012- Mike D´Antoni -2012 a 2014- y Scott -2014 a 2016) y aquí no pasa nada. El último cabeza de turco no contó con las piezas adecuadas en ninguna de las dos temporadas que estuvo en el equipo y que fueron precisamente las dos peores de la historia de los Lakers.

La realidad no perdona y es lógico que Scott haya sido descartado para continuar en el equipo, aunque el pobre hombre no tuviera la culpa de todos los males que asolaron a los Lakers con los que ganó tres anillos como jugador durante la gloriosa época del Showtime. Los resultados siempre tienen la última palabra en el mundo del deporte, así como los directivos, que siempre salen indemnes de toda culpa.

La retirada de Kobe Bryant ha sido considerada como el punto de inflexión deseado por los Lakers, el momento en que la organización sea capaz de revolucionar el plantel con el fin de ponerlo en el lugar en el que llegó a vencer 16 campeonatos de la NBA. Hay una lista preliminar fruto de la rumorología para suceder a Scott, con nombres como los de David Blatt, John Calipari, Luke Walton, Ettore Messina o Jeff Van Gundy.

Byron Scott (izq) observa a Kobe Bryant poner en juego un balón durante un partido de la NBA entre los Lakers y los Clippers, el pasado 6 de abril en Los Angeles (EEUU) (AFP/Archivos | Frederic J. Brown)
Byron Scott (izq) observa a Kobe Bryant poner en juego un balón durante un partido de la NBA entre los Lakers y los Clippers, el pasado 6 de abril en Los Angeles (EEUU) (AFP/Archivos | Frederic J. Brown)

Además hay varios jugosos agentes libres disponibles, entre los que se encuentran Kevin Durant, LeBron James (sería difícil de creer que abandone Cleveland Cavaliers), Andre Drummond, DeMar DeRozan, Al Horford, Dwyane Wade, Mike Conley, Harrison Barnes y un largo etcétera. De cara a las contrataciones, el límite salarial no será un problema gracias al espacio que deja la salida de Kobe y al nuevo convenio por los derechos de televisión y contarán con alrededor de 60 millones para gastar en salarios. También apuntan a tener un buen draft donde las posibilidades para lograr una primera elección son las más altas de las últimas décadas.

La revolución es inminente, pero que nadie se engañe, las revueltas que históricamente funcionaron fueron las que empezaron desde arriba, en la cúpula. Esas son las que tuvieron un golpe de efecto directo: hasta que no cae el rey no se cambia el sistema. Que le pregunten a Napoleón. Que haya paz, pero que no haya tregua. El problema en los Lakers reside en la presencia de Jim Buss como el responsable de las operaciones de baloncesto. Sus decisiones en los últimos años han sido las de desprenderse de Brown como coach tras cinco partidos, contratar a Mike D´Antoni en lugar de a Phil Jackson, las de traer a Steve Nash y Dwight Howard, la de no ser capaz de convencer a Carmelo Anthony para recalar en el equipo, la de renovar a Kobe por 45 millones de dólares y dos años antes incluso de que recuperara de la lesión en el tendón de Aquiles y la de contratar y echar a Scott. A esto se le suma su incapacidad para haber configurado una plantilla medianamente competente.

El poder deportivo reside en él, mientras que su hermana, Jeanie Buss, tiene las riendas de la franquicia al ser la presidenta. Es en este punto es cuando la hermandad ha de quedar a un lado. Jeanie tiene la obligación de deshacerse de su hermano porque sus decisiones están lapidando las esperanzas de un equipo completamente desahuciado. 

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