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La revolución de las 'groupies' en las redes sociales

Internet está permitiendo que se facilite el contacto directo entre las grandes estrellas del deporte y sus seguidores, sobre todo en las grandes competiciones de los Estados Unidos, pero esta situación está causando problemas imprevistos y difíciles de gestionar.

La revolución de las 'groupies' en las redes sociales

El fenómeno de las "groupies" siempre ha sido muy conocido en el ámbito musical. No eran pocas las jovencitas enamoradas con locura del cantante famoso de turno, hasta el punto de estár dispuestas a, literalmente, lo que fuera necesario para complacerles. También se podían encontrar en otros colectivos artísticos, como los actores, y en los últimos años se las ve rondando a los deportistas, ante la cada vez mayor relevancia mediática de las estrellas de las diferentes disciplinas.

Las nuevas tecnologías en general, y las redes sociales en particular, están fomentando esta situación a niveles que hasta ahora eran desconocidos. Un artículo del New York Post recoge detalladamente las nuevas tendencias que se están viendo en este sentido, sobre todo en lo referente a las ligas profesionales de Estados Unidos, como la NBA de baloncesto o la NFL de fútbol americano.

La situación es radicalmente distinta a como era hace unos años. Antes se necesitaba conocer a alguien que tuviera el contacto adecuado para hacer pasar a la interesada al camerino (o al vestuario) sorteando a los guardias de seguridad, o tener la suerte de encontrárselos en un bar. Actualmente basta con un mensaje y una fotografía en el ciberespacio.

Hay incluso preferencias según la generación: los deportistas de 19 años prefieren Snapchat, mientras que los de 24 consumen más Instagram. En todo caso, el procedimiento es muy similar. Basta un mensaje privado para llamar la atención del atleta correspondiente, y les llegan tantas que, en el fondo, ellos no tienen más que mirar, comparar y elegir la que más les guste.

En palabras textuales de un representante de jugadores de la NBA: "Simplemente tienen que bajar en su lista de mensajes y escoger una. Sea lo que sea lo que estén buscando, culo grande, tetas grandes, labios grandes, todo está ahí. Y exactamente eso es lo que hacen muchos deportistas". Como si fuera poco más que un buffet libre.

En sí mismo, esto no es un problema, mientras se trate de mayores de edad y lo que hagan o dejen de hacer sea de forma consentida y voluntaria. De hecho, como le puede ocurrir a cualquier persona común, a veces sale bien y el ligue virtual acaba convirtiéndose en pareja estable. El conflicto viene cuando tanta facilidad para el contacto da lugar a actividades poco éticas, o directamente criminales, por ambas partes.

Se han dado ya varios casos, por ejemplo, de deportistas implicados en casos de violación tras conocer a alguna chica a través de las redes sociales. Uno de los últimos es Jay Bromley, tackle defensivo de los Giants de Nueva York, de la NFL. Este veinteañero de 1,93 metros y 130 kilos está acusado de golpear y abusar de una chica con la que había quedado en un hotel de la Gran Manzana tras contactar mediante Instagram.

No obstante, la investigación está dejando dudas razonables de que el relato de la supuesta víctima sea cierto. El footballer declara que él se encontró a la chica en la habitación del hotel en el que se hospedaba, desnuda en la cama, que fue ella la que tomó la iniciativa de practicarle sexo oral y que repentinamente se detuvo y le exigió 2.000 dólares, que él se negó a pagar. Ante la falta de pruebas en un sentido u otro, Bromley de momento está libre sin cargos.

Ese es precisamente el otro lado de la moneda: chicas que se aprovechan de la facilidad para contactar con deportistas de élite famosos, ricos, no siempre con la mejor formación, y en ocasiones casados o con pareja estable, con el objetivo de chantajearles y sacar de ellos una buena cantidad de dinero. Un antiguo jugador de la NFL dice que las chicas que lo hacen "no tienen absolutamente nada que perder", y sí mucho que ganar si el plan sale bien. Amenazan con sacar a la luz tanto las conversaciones íntimas, que quedan registradas en los teléfonos, como las fotografías subidas de tono que se llegan a intercambiar.

¿Por qué los deportistas de élite, con vidas resueltas y una infinidad de recursos para hacer cuanto les plazca, recurren a las redes sociales para buscar "líos de una noche"? "Porque es fácil", dice el representante. "Es el Ashley Madison para dummies. Nunca das tu número de teléfono, por lo que te piensas que es seguro. Tampoco tienes que pagar para usar Instagram. Puedes estar chateando con quince a la vez si quieres".

Ante la magnitud del problema, en los simposios para novatos que dan las principales grandes ligas norteamericanas se incluyen contenidos específicos sobre los peligros de internet, con casos y ejemplos concretos para tratar de convencer a los deportistas de que sean cuidadosos y no se dejen embaucar con excesiva facilidad. A fin de cuentas, la red no es más que un reflejo de la vida real, y no hay que asumir como normales comportamientos que serían extraños fuera de la pantalla, como por ejemplo enviar fotos en lencería tras llevar apenas cinco minutos hablando. Pero en vista de los resultados, parece que la labor educativa de momento no es suficiente.

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