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La Maldición de los Lakers

Las dinastías y los imperios nacen crecen y se reproducen. Como los peces, los tulipanes y las cucarachas. También mueren. Los años dorados hay que saber llevarlos con orgullo y cabeza, porque las vacas flacas siempre acaban llegando. Los Angeles Lakers resplandecieron en los años cincuenta, cayeron en el olvido en los sesenta, y medio despertaron en los setenta con un anillo. La década de los ochenta fue la más gloriosa con cinco campeonatos y en los noventa volvieron a echarse una de las siestas más profundas de su existencia. Del 2000 al 2010 alcanzaron la cima de la NBA en cinco ocasiones.  

LOS ANGELES, CA - OCTOBER 26: The Los Angeles Lakers react as the 2009-2010 Championship Banner is unveiled during a ceremony prior to their opening night game against the Houston Rockets at Staples Center on October 26, 2010 in Los Angeles, California. NOTE TO USER: User expressly acknowledges and agrees that, by downloading and or using this photograph, User is consenting to the terms and conditions of the Getty Images License Agreement. (Photo by Jeff Gross/Getty Images) *** Local Caption *** Kobe Bryant



El deporte tiene memoria de pez, los tulipanes no viven en la oscuridad y las cucarachas no perecen en silencio bajo la suela de un zapato. Ruido, mucho ruido hicieron los Lakers cuando les cayó del cielo la mejor oferta televisiva que jamás se haya llevado a cabo a nivel local en Estados Unidos. Tras levantar su imperio de las cenizas, en 2011 los Lakers y Time Warner Cable firmaron un acuerdo por 20 años que incluía un paquete en inglés y en español y unos ingresos de alrededor de 200 millones al año (4,000 millones de dólares en total aproximadamente).



En la franquicia angelina se frotaron las manos. Sus éxitos deportivos y el interés que generaron les erigieron como la segunda mejor valorada de la liga según la revista Forbes, la décima de todos los deportes que se practican en EEUU y en la decimotercera a nivel mundial. Las retransmisiones comenzaron a llevarse a cabo en 2012, justo el año que llegaron Dwight Howard y Steve Nash para unirse a Kobe Bryant y Pau Gasol. Suculento, ¿verdad? Los laguneros prometían y todos pensaron que podían llevarse un trozo del pastel ante uno de los futuros más prometedores.

Su gozo en un pozo. Como si de brujería se tratara, como si algún ser de espiritualidad abusiva hubiera echado un mal de ojo cegador contra la directiva y los jugadores. Predominó el mal fario de una dinastía brillante, la maldición llegada tras la codicia, la especulación y los cheques con más ceros que coherencia. Porque las malas decisiones brillaron por su presencia, porque desde arriba pensaron que con calzador se configuran planteles. Ni Howard conectó con Bryant, ni Nash conectó consigo mismo, ni Gasol conectó con los directivos. El despropósito no se hizo esperar y la inversión en un equipo con miras a salir campeón en la temporada 2012-13 acabó por condicionar los años sucesivos. Las lesiones de Kobe y demás fueron parte del maléfico plan anti-Lakers llegado de alguna esfera de dudosa divinidad.

Howard dijo adiós y es odiado en la ciudad. Y con él se hundió un proyecto que en la campaña 2013-14 siguió cavando un hoyo (27-55) en el que se metieron el año pasado. Las dos últimas temporadas has sido las peores de la historia de la franquicia. La 2014-15 fue la más desastrosa de sus 68 años de vida (21-61).



De la maldición al ridículo. Adquirieron a D´Angelo Russell en el puesto número dos del draft, recuperaron a Julius Randle y a Kobe Bryant de sus lesiones mientras Mitch Kupchack y compañía siguen haciendo esfuerzos para levantar esta temporada los ánimos de una afición adormilada por los fracasos. ¿Año nuevo, vida nueva? Habrá que ver. De los cuatro partidos de pretemporada que llevan disputados los Lakers sólo vencieron el último ante un Macabbi Haifa de auténtico chiste. Si son estos los juegos que necesitan los laguneros para demostrar su valía, apaga y vámonos. Porque lo fuerte aún está por llegar y sus fracasos deportivos han logrado que en la plataforma televisiva que apostó por ellos estén haciendo la danza de la lluvia para ver si les cae del cielo algo de dinero publicitario. El esperpento de los Lakers se ha llevado consigo esperanzas, puestos de trabajo en medios hispanos y las carcajadas de unos rivales encantados de contemplar este imperio hundido.

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