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Golpeen balones y no mujeres

En este impresionante vídeo de la cámara de seguridad del ascensor queda registrado como este futbolista profesional del Aguilas Doradas de Rionegro, del Fútbol Profesional Colombiano, agrede a su compañera sentimental. ​​ En vídeo quedó registrado el momento en el que Hanyer Mosquera, defensa del equipo de fútbol Águilas Doradas de Río Negro, agredió a su mujer en la tarde de este domingo en Río Negro, Antioquia. Hindira Herazo, quien denunció lo ocurrido ante las autoridades, asegura que...

Recibí hace unos días con mucha preocupación la noticia del ataque violento del futbolista colombiano Hanyer Mosquera a su mujer. También fue con tristeza, con asco, con dolor, con rabia, con indignación y con un listado de sensaciones negativas. Pero mi preocupación, que hoy es a lo que me refiero, nació cuando inmediatamente caigo en cuenta de una estadística bastante desagradable: El exjugador de Águilas Doradas es el décimo segundo futbolista o exfutbolista cafetero que ha actuado bajo la violencia de género. En otras palabras, un equipo completo con arquero y técnico. Literal.

Pablo Armero, Jairo Castillo, Luis Yanez en 2016, Carlos Rodríguez y Jorge Bolaño en 2014, Dayro Moreno 2013, Jéfferson Cuero Castro, John Fredy Pajoy, Carlos Rivas y José Adolfo Valencia en 2012, Hernán Darío “Bolillo” Gómez 2011, son los casos que han llegado a opinión pública. Y tristemente debe haber más.

Por lo tanto me pregunté: ¿Qué es lo que lleva a profesionales exitosos, con fama, con posición social y con importantes ingresos a actuar de esa forma? ¿Es una tendencia de nuestros deportistas? ¿Será una predisposición de los jueces y de los medios acusar de este tipo de delito a cualquier famoso que tenga alguna discusión con su pareja? Gracias a estas dudas llamé a Carmen Rosa Mendivil, quien es experta en este tipo de temas y con quien me une una sincera amistad desde hace más de 20 años. Kamo, como cariñosamente la llamamos sus amigos, es investigadora y consultora en equidad entre géneros.

Le pido que me explique "para dummies", qué es la violencia de género, sus causas, sus implicaciones. Me dice que “la violencia de género es cualquier agresión que se cometa contra una mujer por el hecho de serlo o de aparentarlo, entiéndase las personas LGBT. Dicha agresión consiste en restringir libertad y autonomía sobre su propio cuerpo, presionando para realizar cosas en contra de su voluntad. Es basada en género, porque históricamente al masculino se le ha permitido de forma positiva hacer uso de una supuesta autoridad como natural. Los ejemplos más frecuentes que encontramos están en la prohibición de determinada manera de vestir, o que trabajen, estudien, el control de la natalidad, de las personas con las que se relacionan, incluso, el acoso sexual callejero”. Qué barbaridad, me digo para mí. Ahora empiezo a reflexionar lo equivocados que hemos estado desde nuestras primeras pinceladas de formación, donde el hecho de ser hombre nos inculca a actuar y decir tantas cosas que no deberían ser.

“También hay que diferenciar, continúa Kamo, entre violencia de género, intrafamiliar y un delito por lesiones personales. La intrafamiliar es la agresión es la que se realiza por alguna persona que se considera con autoridad sobre diversos miembros de la familia, incluyendo niños, niñas, abuelos, etc, y se vive solo dentro del hogar, mientras que las lesiones personales son agresiones cometidas contra otra persona indistintamente del espacio que en donde se encuentre, por ejemplo una riña callejera”.

En otras palabras, la violencia de género va hacia las mujeres y los LGBTI que actúen como tal, la intrafamiliar dentro del hogar y con cualquier miembro, y las lesiones personales por cualquiera.

Vamos hacia el fútbol, que es lo que me compete hoy. Le pregunto por qué nuestros deportistas caen en esa tendencia y tristemente responde: “No son los futbolistas, es una tendencia general que tiene que ver con la estructura en la que se ha conformado la cultura, denominándola patriarcal. A ustedes los hombres se les enseña una forma de masculinidad que debe ser reforzada desde el poder, desde la autoridad y la forma de demostrarlo es a través de la fuerza, la agresión y la violencia"

"El machismo no tiene estrato social ni zona geográfica, es una estructura cultural que abarca los cimientos de la sociedad misma, simplemente se establece que hay hombres y mujeres y cada uno debe tener un lugar y un rol específico en la sociedad. Los hombres trabajan y deben tener éxito en sus diferentes labores, en cambio las mujeres deben cumplir con su labor materna y pare de contar. Esa es la base del problema”.

Coincido con Carmen Rosa en tantos puntos que me empieza a preocupar el hecho de estar tan de acuerdo. Me afirma que es hora de cuestionarnos como sociedad, que hay que empezar a replantear nuestros roles, emparejando las cargas y responsabilidades. A pesar de su paciente y valiosa explicación, sigo sin entender qué es lo que nos lleva a darle un golpe no solo a una mujer, sino a cualquier ser humano. Me dice que la clave está en la educación, pero creo que realmente de parte y parte. Agredir a una mujer es nefasto, pero también es cierto que hay mujeres que se aprovechan de esa “debilidad” para agredir hombres.

Creo que ya es hora que tomemos decisiones de fondo y dejemos de sembrar esperanzas en slogans tan simples y tontos como “Ni una menos” y vayamos a la raíz de los problemas, al entendernos como sociedad pero también como seres humanos, sabiendo que somos producto de cualquier cantidad de situaciones, buenas, regulares y malas que han ocurrido o que nos enseñaron que han ocurrido a lo largo de nuestras vidas.

¿Y Hanyer Mosquera? Pues como casi siempre ocurre pidió perdón, pero de igual manera debe asumir no solo sus culpas sino las consecuencias de sus actos. O como me dijo Kamo cerrando la conversación: “El perdón es importante pero deberá saber que lo que cometió es un delito y como todo ciudadano debe asumir la consecuencia de sus actos”. A lo que yo remato escribiendo: Como me encanta hablar de los goles de nuestros futbolistas dentro de la cancha, no fuera de ella.

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