El triunfo del Barcelona tuvo su cuota polémica

Una vez más el clásico agarrón de los defensores a los atacantes dentro del área en una jugada de pelota quieta pone el arbitraje y su tendencia a favorecer a los equipos grandes en el ojo del huracán.

En una jugada tan vieja y tan polémica como el mismo fútbol, Alessandro Nesta agarró la camiseta de Sergio Busquets a la salida de un corner y lo tiró al piso; el juez sancionó penal. Justo en el momento en el que el Barcelona la pasaba mal, no por el juego del Milan, pues tuvo ausencia de creatividad y ambición, pero si por el empate reciente de los italianos que les tenía en ese momento como semifinalistas.

Los puristas dirán que es falta dentro del área y el penal es indiscutible, los contradictores argumentarán que hay media docena de jugadas iguales en cada área durante un partido y que curiosamente jamás le sancionan un penal de este tipo al equipo débil.

Lo cierto es que desde Madrid ya lanzó el grito al cielo el señor Paramés, en nombre de su jefe José Mourinho; que ya había anticipado un penal dudoso a favor del Barcelona desde la semana anterior. "Ya se sabe quien va a ganar la Champions," escribió en Twitter el portavoz del técnico del Real Madrid. En los foros de las redes sociales, la polémica está que arde, los indignados sostienen que si Puyol hubiera cometido la misma falta a Robinho, no hubieran sancionado penal.

Y por cosas como estas el fútbol sigue siendo el mejor espectáculo del mundo, el deporte que genera pasiones y en el que nunca estaremos todos de acuerdo.