Atlético de Madrid: sin rival a balón parado

La cosa en los noventa funcionaba más o menos así. Entraba al salón recreativo y me sentaba frente a una máquina con los botones abrasados por cigarrillos mal apagados de medio instituto para marcar siempre el mismo gol. Entraba al área con el balón controladito, pegamento en la bota derecha, y chutaba al muñeco hasta tumbarlo para aprovechar el rechace y enchufarla. Matemático, infalible, perfecto. Le sacaba más jugo a 25 pesetas que cualquier director deportivo con vitola de lince. Pienso en aquello al ver la maravilla a balón parado en que se ha convertido el Atlético del Cholo Simeone. Porque tras marcar 10 de sus 11 goles en liga tirando de pizarra, los colchoneros no son un equipo de fútbol, son el bug del 'Super-Sidekicks' en persona.

El Atlético no hila con la misma soltura que el año pasado. Seguramente porque Arda Turan no ha alcanzado todavía su mejor nivel, quizá porque tipos como Koke juegan más alejados del área rival, porque los contrarios se han aprendido de carrerilla el manual para pararles o, seguramente, por una mezcla de las tres razones. Sin embargo, cuando toca posar la pelota sobre la cal y levantar la cabeza para interpretar lo ensayado durante la semana, alcanzan una precisión infalible.

Lo comenzaron a demostrar en pretemporada (contra el Wolfsburgo, la Sampdoria y en la Supercopa ante el Madrid asaltaron el arco rival con la pizarra en la mano) y siguen marcado así la diferencia en el arranque de liga.

Los ejecutoresMiranda y Godín no son solo potencia física para saltar e imponerse, dominan el juego aéreo porque saben coordinar la aparición con el golpeo de los lanzadores, porque son inteligentes y disciplinados para aparecer en la zona correcta. Ahí donde más estragos puede causar su poderío físico. Son letales cuando esos balones tocaditos de Koke o Gabi vuelan hacia el primer palo o el punto de penalti.

Los lanzadoresKoke es un maestro botando las faltas laterales, las frontales y los saques de esquina. Tiene un guante en la diestra y disfruta enroscando pelotas que vuelan hacia el área con la suficiente potencia y precisión como para ser letales al primer toque. El canterano busca siempre la rosca hacia fuera desde la esquina, con mucho efecto, para crear dudas en el arquero rival y favorecer el remate del compañero. Cuando Gabi ocupa su lugar, la mecánica se repite en una jugada simplísima pero imparable.

Concepto y alternativas. El equipo tiene tan perfeccionado el mecanismo que importa poco quien intervenga en la jugada porque el rompecabezas encaja igualmente. Giménez, Thiago, Raúl Jiménez, Mandzukic o Raúl García han sumado goles en jugadas de estrategia aprovechando sus cualidades para la aparición en segunda línea o el instinto goleador innato.

No han faltado voces críticas contra Simeone por la excesiva dependencia de la pizarra que muestra el equipo pero lo cierto, coincido aquí con la explicación que el Cholo ha dado en varias comparecencias, para sacar córners y faltas al borde del área hay que llegar hasta allí. Hay que atacar. Y añado, en leer momentos y atacar en el momento preciso del partido el Atlético es un maestro. Tanto como a balón parado.

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