Un Arsenal descolorido

"Su exhibición dejó en claro por qué en el Barça estaban felices de aprobar su venta al norte de Londres", escribió Telegraph tras la eliminación de Arsenal en la Champions.
"Su exhibición dejó en claro por qué en el Barça estaban felices de aprobar su venta al norte de Londres", escribió Telegraph tras la eliminación de Arsenal en la Champions.

Las luces del nuevo estadio el Arsenal F.C. de Inglaterra no están a su mayor capacidad, tal vez se deba a que no quieren desvelar las caras caídas de sus jugadores y de su técnico después de cada partido de la complicada Premier League. Y es que a finales del pasado año los del equipo rojiblanco de Londres, dominaban con buen juego la posición de privilegio de la Premier y no se veía contendor con los laureles e historia suficiente para destronarlos de su realeza futbolística.

Hoy todo eso se ha convertido literalmente en un periódico de ayer. Los “Gunners” como bien se le conoce al Arsenal inglés, solo han logrado tres victorias en sus últimos 10 partidos y se ubican en la tercera plaza a 11 puntos del líder, el fantástico-sorprendente-megafabuloso Leicester City de Claudio Ranieri.

Es fácil hacer un análisis sobre la problemática del Arsenal si nos aferramos a la básica matemática. Las sumas de los puntos en juego de los partidos restantes y la diferencia entre puntero y tercero, le entregarían hoy mismo el codiciado título a los dirigidos por el italiano. Pero no, el problema se ha venido cocinando a fuego lento desde hace ya varios años

Arranquemos con su idealista de juego, el señor Arsène Wenger.

El hombre de 66 años se ha convertido en el ícono e imagen del club, desde que se apoderó de su banquillo en el año de 1996, cuando aún era un completo desconocido, Don Arsène sustituyó en medio de la crisis a Bruce Rioch.

Su llegada al Arsenal tuvo un efecto inmediato, una victoria 2 a 0 ante el Blackburn Rovers en su debut, y un doblete de F.A. Cup y Premier League al siguiente año, devolvían las esperanzas a una de las hinchadas más grandes y fieles del mundo. Y fue así, con arduo trabajo, largas jornadas de entrenamiento y hasta interviniendo como nutricionista en las dietas de sus futbolistas, que Wenger logró ganarse en corazón del fanático, el respeto de sus jugadores y la libertad económica de una gran institución.

Durante su estadía con los rojiblancos fueron muchos y muy sonados los nombres de jugadores que se colocaron en las manos del alfarero para pulir sus deficiencias, Patrick Vieira - Nicolas Alenka - Robin van Persie, Cecs Fàbregas, y otros recibieron un necesitado segundo aire en sus carreras, entre los mas recordados, el caso de su capitán Tony Adams y nada más y nada menos, que del máximo goleador de la historia “Gunner” con 258 goles, Thierry Henrry.

El técnico de Arsenal, Arsene Wenger, durante el encuentro con Manchester United en Manchester, por la Liga Premier, el 28 de febrero del 2016. (AP Foto/Jon Super)
El técnico de Arsenal, Arsene Wenger, durante el encuentro con Manchester United en Manchester, por la Liga Premier, el 28 de febrero del 2016. (AP Foto/Jon Super)

Pero la época de la gallina francesa de los huevos de oro ha muerto. Hoy la afición agradece la solvencia económica de su amado club a los buenos manejos que en materia de fichajes, ‘Le Professeur”, como lo llaman con cariño a Arsène Wenger, ha estado directamente implicado, pero le piden a gritos renovar su marcada preferencia por jugadores de su país, e invertir en jugadores de talla internacional, que generen no solo expectativa, como lo hacen los jugadores canteranos o desconocidos, sino que infundan respeto con tan solo su presencia en el terreno de juego.

Y es que lo del Arsenal va más allá de lo futbolístico y se ha convertido en un problema social. El asunto a trascendido a tal punto, que hay quienes reclaman y hasta le aquejan a Wenger, los problemas de las selecciones de Inglaterra de los últimos años. Pues aseguran que la poca presencia de jugadores ingleses en las filas de los grandes clubes y del Arsenal en especifico, afectan directamente los resultados de la selección mayor, es el caso del presidente de la PFA, Gordon Taylor, quién señaló algún tiempo atrás, que el Arsenal era “un club inglés, pero no un éxito inglés”.

Tras la lluvia de criticas suscitada por los últimos resultados en Premier y la eliminación de Champions League a manos del poderoso Barcelona, hoy uno de sus futbolistas, Mezut Özil, irónicamente alemán, salió a poner la cara tratando de apaciguar la turbulenta marea en la interna del club, con un viejo discurso del fútbol que dice que: “mientras tengas posibilidades, no todo está perdido”.

Pero la memoria del fanático es corta, un día eres lo mejor que le ha ocurrido al club desde que fue fundado y al siguiente eres la vieja escoba que no barre bien.

Por el momento este señor que tantas glorias y títulos le ha regalado a su amado equipo, no parece tener fecha pronta para dar un paso al costado, y tal vez en un futuro, el hoy Emirates Stadium, llevará su nombre en lo más alto, y será recordado como el hombre que le dio identidad a todo un club.

Soy de los que cree, que los nombres pasan y las instituciones permanecen, y que no importa cuantos jugadores de la misma nacionalidad tengas en tu once titular, si consigues los tan anhelados títulos, porque como dice el nuevo refrán “estante lleno de trofeos, club contento”.

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