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El hecho futbolístico más grande de la historia tiene como protagonistas a un grupo de renegados de la clase obrera y un viejo entrenador deshauciado, ellos lograron convertir un 5.000 a 1 en contra, en la inmortalidad deportiva.
Sin precedente
La historia del fútbol tiene algunos hechos comparables con el logro épico del Leicester, pero ninguno igual ni superior. Uruguay en el '50, la Dinamarca del '92 y Grecia en Portugal 2.004; el Forest de finales de los '70 y el Napoli de Maradona son historias cercanas, sin embargo todas ellas tienen aristas que condicionan de manera definitiva su relevancia por encima de la gesta conseguida por los muchachos de Ranieri.
Si hablamos de uruguayos, daneses y griegos, nunca una competición corta de siete partidos estará por encima de un torneo largo de 38 fechas. No solo el número de partidos es un factor, la calidad de los rivales también puede facilitar conseguir la gloria en los torneos cortos de selecciones. A veces un calendario benévolo es cómplice del éxito.
En un torneo largo de ida y vuelta en el que tienes que enfrentar a todos tus rivales en casa y a domicilio, no hay lugar a la duda, el ganador siempre es el mejor.
En los casos del Napoli y el Nottingham, tener a Maradona, Careca, Alemao, Peter Shilton, Trevor Francis y Martin O'Neill ayudaron bastante. Además eran otras épocas, los presupuestos eran menos escandalosos y no tenían la disparidad clamorosa que tiene la historia del Leicester.
Datos irrefutables
Para que se hagan una idea les voy a entregar algunos datos sin precedente en la historia del campeón de la mejor liga del mundo. Tengan siempre en cuenta que estamos hablando de una época en la que el fútbol dejó de ser un juego romántico y se convirtió en una máquina mediática multimillonaria.
El Leicester City inició la temporada con una posibilidad en cinco mil para salir campeón (nunca en la historia del deporte un campeón ha estado 5.000 a 1 abajo al iniciar la competencia)
Su presupuesto es el cuarto de menor capacidad en la Premier League. Los 'Foxes' tienen una nómina de 73 millones por temporada, para que se hagan una idea, el Chelsea tiene un presupuesto de 443 millones; el Manchester United y el City de alrededor de 550 millones. Solamente Anthony Martial le costó al Manchester United más que la nómina completa del Leicester.
Hace siete años el Leicester jugaba en la tercera división, hace dos años perdieron la posibilidad de ascender a la Premier, en el episodio más amargo de la historia de un equipo con posibilidades de subir a primera en aquel partido triste frente al Watford.
Su entrenador llegó por un golpe de suerte, después de un escándalo sexual que le costó el puesto al técnico que los llevó a la Premier, apenas la temporada anterior. Ranieri nunca había ganado un título liguero en 28 años como entrenador profesional y en su trabajo previo había sido despedido y humillado en Grecia, tratado como un traidor, después de caer ante Islas Faroe.
Jamie Vardy, su goleador y máxima figura, jugaba en la séptima división y era empleado de una fábrica de prótesis hace apenas unos años.
Riyad Mahrez, elegido el Mejor de la Temporada en la Premier por la Asociación de Jugadores Profesionales, deambuló durante años entre la segunda y la tercera división de Francia.
El caso de los demás pilares de la alineación tipo del Leicester concuerda con la historia de Vardy y Mahrez. Todos eran desechos de otros equipos, futbolistas proletarios sin futuro, hombres que se habían ganado el pan entre la segunda y la tercera división del fútbol europeo.
A Ranieri lo contrataron para no descender, el objetivo era llegar a 40 puntos, hoy con 36 fechas, les sobraron dos jornadas, son campeones por primera vez en sus 132 años de historia, mañana se pueden retirar todos y serán leyendas vivas.
Ejemplo para la humanidad
El hito histórico del Leicester trasciende lo deportivo y se convierte en un ejemplo de superación para la humanidad. Es una hazaña sin precedentes en el fútbol mundial.
Para cerrar les recito de memoria la alineación de un equipo que para siempre estará en mi corazón, porque en diez, en veinte y en treinta años recordaré dónde estaba la tarde que Hazard anotó el segundo gol del Chelsea a los Spurs y todos fuimos Leicester.
Schmeichel (a la sobra de la leyenda de su padre), Simpson (desecho del Manchester United), Huth (veterano sin notoriedad alguna), Morgan (capitán jamaiquino, otro desecho), Fuchs (un austriaco desconocido), Kanté (tres temporadas como semiprofesional en Francia), Drinkwater (desecho del Manchester United), Albrighton (Desecho del Aston Villa), Mahrez (largas temporadas en segunda y tercera en Francia), Okazaki (un japonés cualquiera) y Vardy (el empleado de la fábrica de prótesis que jugaba en la séptima división en el Hallifax) D.T. Claudio Ranieri (el entrenador que nunca había ganado y estaba desahuciado) Si me equivoqué con alguno me perdonan, pero les juro por mis hijas que lo hice de memoria.
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