Se marcha un grande con humildad de pequeño

Era un secreto a voces y el fichaje de Pau Gasol para formar parte de San Antonio Spurs fue un indicativo de que la carrera de Tim Duncan estaba por terminar. Este lunes se confirmó su adiós definitivo después de 19 años en los que fue claro dominador de su posición. Su predominio avasallador dejó un reguero de partidos jugados, 1,392 para ser algo más precisos, de los que por cierto, alcanzó más de un millar de victorias. Y así, paso a paso, salto a salto, bloqueo a bloqueo y como uno de los hombres grandes más sólidos de la historia de la NBA, esta estrella con humildad terrenal acabó alcanzando cinco anillos de campeón.

 

Fue el buque insignia y la piedra angular del proyecto de los Spurs que allá por 1997 comenzó a configurar Gregg Popovich. Su relación es lo más cercano a la de un padre con su hijo y el vínculo se cerró cuando el sueño del coach con un par de torres formadas por David Robertson y el propio Duncan tomó sentido. Una temporada más tarde logró el primero de sus cinco títulos de la NBA. A la altura histórica de Robert Parish y Kareem Abdul-Jabbar, Duncan fue el ejemplo perfecto de lealtad a sus colores, de sacrificio por un proyecto longevo que ha dejado en buenas manos.   

 

FILE - In this June 15, 2014, file photo, San Antonio Spurs guard Tony Parker, left, and forward Tim Duncan celebrate after Game 5 of the NBA basketball finals in San Antonio. The Spurs won the NBA championship 104-87. Duncan announced his retirement on Monday, July 11, 2016, after 19 seasons, five championships, two MVP awards and 15 All-Star appearances. It marks the end of an era for the Spurs and the NBA. (AP Photo/David J. Phillip, File)

 

Para Duncan el éxito colectivo siempre primó sobre el individual. Aunque logró dos MVP de temporada regular, tres de las finales y 15 selecciones en el All Star, el ala-pívot supo construir una sociedad en la que los egos y las cuentas bancarias siempre quedaron en un segundo plano. Su dinastía en la NBA como uno de los grupos que más han conseguido juntos es comparable a los mejores Boston Celtics, Los Angeles Lakers o Chicago Bulls de la historia. Si Duncan no hubiera extendido la filosofía de Popovich del todos para uno y uno para todos los Spurs no hubieran contado con un trío de ases tan prolífico como el formado por Tony Parker, Manu Ginóbili y el propio Tim. Las 126 victorias que lograron entre los tres, les colocan como el trío más prolífico de la liga, incluso más competente que el formado por Magic Johnson, Michael Cooper y Abdul-Jabbar o el compuesto por Parish, Kevin McHale y Larry Bird. Muchas nuevas generaciones al básquetbol han tenido la suerte de disfrutar los éxitos de unos Spurs que sin Duncan nunca hubieran sido lo mismo.

 

ARCHIVO - En imagen de archivo del 15 de junio de 2014, el delantero Tim Duncan (21), de los Spurs de San Antonio, festeja tras ganar el quinto partido de la final de la NBA en San Antonio. Duncan anunció su retiro el lunes 11 de julio de 2016 luego de 19 temporadas, cinco campeonatos, dos premios al Jugador Más Valioso de la liga y 15 participaciones en el Juego de Estrellas. (AP Foto/David J. Phillip, archivo)

 

 

Además de sus éxitos deportivos y su excelencia individual, el jugador siempre se ha mantenido en un segundo plano. Poco amigo de las entrevistas, del glamour, de los focos y de un protagonismo que en muchas ocasiones se traduce en excesos materialistas. Duncan ha vivido su periplo en la NBA a su manera, como una persona normal con piel de campeón, de defensor implacable y competitivo hasta la médula. Karl Malone le sufrió cuando el líder de San Antonio fue novato. Fue ahí cuando comenzó a forjarse la personalidad competitiva del número uno del draft en 1997. Con él se marcha toda una vida en el básquetbol, la inspiración de una generación de jugadores interiores entre los que se encuentran excelentes figuras que también pasarán a los anales de la liga. Sin Duncan, los Gasol, Kevin Love, Anthony Davies, LaMarcus Aldridge, Blake Griffin o Serge Ibaka no serían lo que son. Tampoco sus rivales como Kevin Garnett o Dirk Nowitzki.

 

Duncan marcó una era y su despedida es tan sencilla como su paso por la liga. Modesta pero de una repercusión que le ha logrado que su nombre haya quedado grabado en piedra. El gigantón será recordado como uno de los mejores jugadores, por su ética de trabajo, la movilidad lacia y maciza de la que hizo gala, su imposición en la pintura y por haber hecho que su carrera tocara techo en varias ocasiones con una lealtad y confianza en el proyecto que pocas veces se ha visto. Adiós a la solidez. Adiós a una de las personalidades más peculiares de la NBA.   

 

 

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