Opinión: a Paulo Dybala la camiseta ya no le queda grande

"Le decíamos curita. Porque la camiseta de fútbol le quedaba tan grande que le daba a las rodillas. Paulito parecía que tenía una sotana. Era un piojito. Así y todo gambeteaba a todos. Era un infierno" El que habla es Eduardo Coirini, vecino de Paulo Dybala en la localidad cordobesa de Laguna Larga.

Justo ahora, en el advenimiento del argentino como cromo de peso en la Serie A, da gusto recordar esa premonición cariñosa. Justo ahora que la camiseta del Palermo se le queda pequeña a Dybala.

La Joya Dybala, como le llama el presidente Maurizio Zamparini, es uno de los jugadores más divertidos de Italia. Por la querencia inevitable por el regate, por su velocidad, por aportar soluciones sencillas a los problemas complejos que se le presentan en ataque a un equipo limitado como el Palermo. Por su zurda delicada.

Ha anotado 5 goles en 12 partidos, cuatro en las últimas cuatro citas. Uno de ellos sirvió para ganar al Milan en La Favorita; otro para levantar de sus asientos al selecto público genovés. No es casualidad que le siga Martino y tampoco que Conte le tenga anotado en la agenda por aquello de la doble nacionalidad.

¡Cómo han cambiado las cosas para el cordobés desde que llegó a Sicilia!. Hace dos temporadas, la camiseta rosa seguía quedándola grande como la sotana a un cura. 3 goles en la A, descenso y tan solo 5 en la B al año siguiente... Que el Palermo hubiera pagado 12 millones de euros por él, la cifra más alta en la historia del club, no ayudaba a aliviar la presión. Que el presidente sacara pecho a la mínima hablando de él como el nuevo Kun Agüero, mucho menos.

"Hay algo de Messi en él", tituló la Gazzetta. ""En dos años será mejor que Messi, Cristiano e Ibra", afirma desbocado su presidente. Exageraciones, sin duda, pero con un punto de verdad al fondo. Sin embargo, hay algo cierto en el asunto Dybala: la camiseta de fútbol le queda ya como un guante.

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