Anuncios
Elecciones México 2024:

Cobertura Especial | LO ÚLTIMO

El tramposo del rugby: usó una "cápsula de sangre" para fingir lesión

No por muy utilizada pierde efectividad la inoxidable frase "el fin justifica los medios", que erroneamente se le atribuye al escritor de la Italia renacentista Nicolás Maquiavelo. Proveniente del texto en latín Medulla theologiae moralis” (1645), es en realidad propiedad intelectual del teólogo alemán Hermmann Busenbaum y dice, literalmente: "Cuando el fin es lícito, también lo son los medios".

No deben haber pensado tanto en Maquiavelo ni en Busenbaum los Harlequins, cuando siete años atrás, un 12 de abril de 2009, intentaron ganar un partido recurriendo a una jugada propia del teatro y no del rugby. Lo cierto es que el equipo inglés, uno de los más tradicionales de este deporte no sólo en su país sino en el mundo entero, se ató a una "picardía" que terminó siendo desenmascarada y casi les cuesta su reputación.

Debajo en el marcador ante el Leinster irlandés por 6-5, el equipo londinense -que disputa la Aviva Premiership- estaba perdido en el campo y no encontraba la llave para torcer la historia. Se estaban quedando afuera de la Heineken Cup (hoy Champions Cup) en cuartos de final. Para peor, Nick Evans, su carta de triunfo, había tenido que salir a los 47 minutos y miraba el partido desde el banco, con desesperación. En su reemplazo había entrado Chris Malone, que a su vez debió ser sustituído por lesión a los 76'. Era el momento de Tom Williams, quien entraría en la historia de inmediato... y no justamente por una acción deportiva de antología, sino todo lo contrario.

Williams, con sangre en la boca. 
Williams, con sangre en la boca. 

Los minutos se consumían y el Leinster seguía arriba, sólido en defensa. Tal vez un drop de Evans podría cambiar la historia, pero el apertura neocelandés que meses antes había sido el héroe ante Stade Français ya no podría ingresar debido a que los Harlequins habían agotado todos sus cambios, excepto que... sí, siempre hay una excepción a la regla y eso también aplica al rugby, donde ningún jugador puede permanecer en el campo si está sangrando, por motivos de higiene y salud.

A pesar de que no podía ingresar -por lo que ya hemos explicado-, Evans comenzó a hacer movimientos pre-competitivos en una bicicleta fija; nadie entendía bien con qué fin, pero tampoco se le dio demasiada importancia a aquello (tal vez sentía frío). Hasta que, casi por "arte de magia", al recientemente ingresado Williams comenzó a sangrarle la boca, lo que permitió el "milagroso" regreso de Evans, quien podía intentar aquel drop legendario que instalara a los Harlequins en la próxima fase.

A pesar de que las sospechas comenzaron a levantarse desde el propio momento en que se desató la catarata sangrienta en la boca de Williams, éste decidió hacerle un guiño a Evans antes de salir., dando a entender que su tarea estaba cumplida. El entrenador de los Quins, Dean Richards, contemplaba la escena tranquilo, pensando que la farsa caminaba sin contratiempos.

Williams hace un guiño con el ojo antes de ser sustituído por Evans
Williams hace un guiño con el ojo antes de ser sustituído por Evans

Sin embargo, Nick Owens, uno de los árbitros, no se dejó engañar tan fácilmente, lo que empezó a tumbar el castillo de naipes. El colegiado sospechaba que no había cortes en la boca de Williams, que aquello podía tratarse de una trampa, por lo que levantó el caso hasta la European Professional Club Rugby (ERC), que luego de revisar algunos videos logró entender lo que realmente había sucedido aquella tarde en Londres. El "Bloodgate" había estallado y enseguida llegó una sanción para Williams que lo inhabilitaba para disputar partidos oficiales por un año, al descubrirse que había mordido una cápsula de sangre para fingir su lesión.

La ERC quería profundizar su investigación y ahora era el turno del jugador, que debía delatar al resto de los "culpables". Los Quins le ofrecieron una compensación económica al jugador a cambio de su silencio, pero este no quedó conforme y aseguró que el médico del club, Wendy Chapman, le había sugerido cortarse el labio en los vestuarios y que fue Steph Brennan, fisio de los Harlequins, quien había comprado aquellas cápsulas de sangre en una tienda de Clapham y se la entregó en medio del partido (lo que pudo verse en el video). Dean Richards, el entrenador, estaba al tanto del asunto y dio el visto bueno a la "operación".

Confusión en Londres por el bloodgate.
Confusión en Londres por el bloodgate.

Entretanto, las sanciones se aplicaron de la siguiente forma:

-Williams fue suspendido por 12 meses, aunque luego le redujeron la pena a cuatro. Se retiró en mayo de 2015 y hoy entrena las divisiones de base del club de Twickenham.

-Los Harlequins estuvieron cerca de ser expulsados de las competencias europeas, pero acabaron pagando una multa de 300.000 euros.

-El doctor Chapman fue suspendido por un año, aunque continuó con sus tareas en el hospital de Maidstone. Brennan fue expulsado del rugby por dos años.

-Richards llevó una sanción de tres años, pero volvió en 2012 para ser Director de Rugby en los Newcastle Falcons.

Ah, por cierto... tal vez no lo recuerden, pero los Harlequins perdieron de todas maneras aquel partido ante Leinster, que luego fue campeón venciendo a Leicester Tigers en la final. Evans tuvo en sus pies la posibilidad, con ese drop "salvador y soñado" por el que se gestó el "bloodgate", pero su tiro salió desviado. Ni el fin ni los medios, sólo una mancha negra, humillante, quedó tras aquel 12 de abril de 2009 en la historia de los Harlequins.

Este es el informe de Sky sobre el Bloodgate (video):

También te puede interesar: