El polémico caso Ugueth Urbina: golpeó e intentó quemar a sus empleados

Fueron dos personas –dos personalidades- las que habitaron el mismo cuerpo en apenas unas horas. El Ugueth Urbina que llegó acompañado de su pequeño hijo a “Criaderos del Alto”, la finca que tenía en los Valles del Tuy, a 50 kilómetros de Caracas, fue un ser amable, tolerante. Incluso, se manejó con una asombrosa serenidad al ver que los empleados contratados para su pequeño proyecto de ganadería habían decidido hacer una fiesta en su piscina, sin pedirle permiso.

Vinkler Gallegos, uno de esos trabajadores, se había jurado que, al momento de conocer a Urbina, relevo que se mantuvo 11 temporadas en las Ligas Mayores, le entregaría su gorra de Florida para que se la firmara. No podía quedarse sin su autógrafo. El expelotero que actuó en los Expos de Montreal, los Rangers de Texas y Filis de Philadelphia, entre otros, accedió al pedido, intercambió algunas palabras con los empleados -que estaban un poco avergonzados por la situación-, saludó a todo el mundo allí y puso en marcha su camioneta para volver a casa.

Urbina, con los Leones. 
Urbina, con los Leones. 

Horas después, en la noche de ese mismo 15 de octubre de 2005, otro Ugueth Urbina, una versión mucho menos humana y más monstruosa, volvió a los Valles del Tuy acompañado ya no de su hijo sino de cinco hombres. Apenas hubo conversación. Enseguida, llegó la violencia y después la desesperación. Según dijo en ese momento el abogado del beisbolista, José Luis Tamayo, sólo “se trató de una riña” y “él estaba allí sólo para apaciguar los ánimos”. Luego, el relato de las víctimas y las pericias de los forenses, condenaron al ídolo.

Los jóvenes empleados Ricardo Osal, Argenis Farías Tovar, Myckelín Echenique, Tony Rodríguez, Bernardo Navarro y Jonathan Duarte fueron quienes realizaron los descargos más duros, los que dejaron pálidos a quienes les tomaban las declaraciones. “Nos golpeó de manera enferma y animal, amenazando con matar a nuestra familias si lo denunciábamos”, dijo Osal sobre Urbina. “Tú vas a ser el primer muerto”, le habría dicho a Tovar mientras lo trasladaba hacia otra propiedad, amenazándole con prenderle fuego y darle un tiro.

Según Rodríguez, tres de las víctimas fueron prendidas fuego en la finca. Primero, los rociaron con thinner, luego con gasolina y, finalmente, con benzol. Se salvaron de milagro, gracias a la velocidad con la que se arrojaron a la piscina, donde todo comenzó. Navarro y Duarte permanecieron hospitalizados. Días después, el propio Navarro recordó que Urbina fue quien lo "bañó" con gasolina para después encender un fósforo.

Ugueth Urbina, con Abreu. 
Ugueth Urbina, con Abreu. 

Los forenses comprobaron, entre otras cosas, que Navarro tenía quemaduras en el 50% del cuerpo. Osal presentaba heridas y hematomas. Rodríguez sufrió quemaduras en el cuello, las orejas, perforación en el tímpano. Gallegos tenía contusiones en las rodillas. Farías mostraba un tabique desviado por golpes y fractura de pómulo. Y la lista sigue…

El motivo del rotundo cambio de actitud del lanzador del mediodía a la noche estaría relacionado a que supo que varias de las pertenencias que atesoraba en la propiedad habían desaparecido durante "la fiesta". Entre esos objetos, había una pistola.

A la mañana siguiente, el 16 de octubre, Urbina actuó como si nada hubiese sucedido al ser interrogado por las autoridades. Se mostró amable, sereno. Muchos creyeron en sus palabras. "El relato describe a un monstruo y eso no me cuadra con Ugueth", dijo Ariel Prat, quien era presidente del Leones del Caracas y conocía bien al atleta.  

Urbina entre rejas.
Urbina entre rejas.

Poco tiempo antes, en 2004, la madre del pelotero había sido secuestrada y eso lo mantuvo tenso. Finalmente, la devolvieron con vida. Ese mismo año, Urbina había sido detenido en Caracas por disparar al aire en la avenida Francisco Fajardo. No tenía permiso para portar el arma y estaba alcoholizado.

A pesar de que Urbina se defendió alegando que le habían tendido una trampa aprovechándose de su carácter de “figura pública” y se presentó a declarar dos semanas después del "incidente de la piscina", cuando muchos inflaron la teoría de que podría fugarse del país, el venezolano fue sentenciado el 27 de marzo de 2007 a 14 años y 4 meses de prisión por herir y quemar a siete personas en su finca (aunque estaba encerrado de forma preventiva desde noviembre del 2005).

Urbina con su hijo, tras ser liberado.
Urbina con su hijo, tras ser liberado.

 

Por buena conducta, Urbina fue liberado en diciembre de 2012. Mientras estaba en prisión en la Penitenciaría General de Venezuela (PGV) ubicada en San Juan de los Morros, estado Guárico, aprovechó el tiempo para crear tres fundaciones en beneficio de personas necesitadas. Otra vez en la calle, consiguió volver a disputar algunos partidos con sus adorados Leones, cuando pisaba los 40 años. Después de retirarse definitivamente, Urbina comenzó a desempeñarse como entrenador y colaborador en ligas menores y dedica buena parte de su tiempo al deporte comunitario. 

Video: Urbina en prisión

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