El Chelsea y el abuso del sistema de cesiones

El centrocampista francés del Rayo Vallecano, Gael Kakuta durante el partido correspondiente a la quinta jornada de Liga de Primera División que disputan en el estadio de Vallecas. EFE/JuanJo Martín
El centrocampista francés del Rayo Vallecano, Gael Kakuta durante el partido correspondiente a la quinta jornada de Liga de Primera División que disputan en el estadio de Vallecas. EFE/JuanJo Martín

El fútbol moderno nos agarra de la manita y nos obliga a visitar rincones extraños. Horarios demenciales, camisetas imposibles, traspasos desorbitados o el sistema de cesiones, que es uno de estos monstruitos que nos hemos fabricado. Es el caso del Middlesbrough, donde juegan este año tres jugadores cedidos por el Chelsea: el defensa Kenneth Omeruo, el portero Jamal Blackman y el delantero Patrick Bamford. Los tres han sido prestados por el club londinense en una maniobra que ya practicaron el año pasado con el propio Omeruo y Nathaniel Chalobah.

Una lectura simplista del asunto, la que se estilaría entre voces y coces en cualquier tertulia televisiva de madrugada, invita a pensar en todo esto como un favorcito de José Mourinho a Aitor Karanka. Un pago a los servicios prestados por tantos sapos tragados por Aitor en rueda de prensa durante la convulsa etapa del dúo al frente del Real Madrid. Ráscame la espalda que yo te la rasqué a ti antes. Otra menos necia, obliga a poner el foco sobre el abuso que hace el Chelsea del sistema de cesiones. No son los únicos pero 26 jugadores cedidos tan solo en el último mercado dan para un buen titular.

Repasar ligeramente la trayectoria de los emigrados sirve entender que algo funciona mal en el fútbol europeo de formación. El delantero de 21 años Patrick Bamford, último 'blue' en ponerse a las órdenes de Karanka, acumula tres cesiones desde que firmó un contrato de cinco años con el Chelsea en 2012. Antes le obligaron a probar suerte en el Milton Keynes Dons y en el Derby County. Omeruo, titular con Nigeria en los tres partidos del último Mundial, vivirá su segunda etapa como cedido fuera de Stamford Bridge. Otros casos como el de Gaël Kakuta, seis periodos como cedido con tan solo 23 años, son incluso más sangrantes, por no hablar de ese Vitesse donde han llegado a jugar seis 'blues'. .

El arquero belga del Chelsea, Thibaut Courtois, aplaude a la afición tras caer en cuartos de final del Mundial de Brasil ante Argentina, el 5 de julio de 2014, en el Mané Garrincha de Brasilia (AFP/Archivos | CHRISTOPHE SIMON)
El arquero belga del Chelsea, Thibaut Courtois, aplaude a la afición tras caer en cuartos de final del Mundial de Brasil ante Argentina, el 5 de julio de 2014, en el Mané Garrincha de Brasilia (AFP/Archivos | CHRISTOPHE SIMON)

El Chelsea lo ve claro en materia de cantera, claro como Dennis Wise veía los tobillos rivales. La jugada es invertir sin limite en talentos jóvenes aunque en la mayoría de los casos jamás lleguen a vestir la camiseta del primer equipo. Si la rompen por el camino, como ha hecho Thibaut Courtois en el Atlético de Madrid, siempre podrás repescarlos. Y si a pesar de todo no tienen sitio pero sí calidad, como Van Ginkel o Romelu Lukaku, obtendrás una buena tajada de mercado.

Al resto, a esa legión de pequeños lemmings azules que han contribuido a que el Chelsea sea junto al Manchester City la potencia dominante en las categorías inferiores de lo inglés, tan solo les espera el exilio. En la segunda inglesa, o en entidades menores de España, Holanda, Italia o Alemania. Así, hasta 26 maletas en este último ciclo.

El sistema de cesiones permite que clubes como el Chelsea estiren la normal hasta pervertir el escenario por múltiples caminos. Lo que antes era una manera sensata de ofrecer salida a un par de descartes se ha convertodo en una forma excelente de saltarse el Fair Play Financiero en cuanto a presupuestos y límites de plantilla.

Por otra parte, jugar cada año en un equipo diferente no parece el mejor proceso formativo para un joven con posibilidades y en tercer lugar, todo este trasiego de cromos supone cortar de un tijeretazo los lazos que deben unir a los aficionados de un club con sus jugadores. Complicado identificarse con una plantilla cuando no reconoces ni una cara a la siguiente temporada.

En última instancia, lo que revela el modelo exagerado del Chelsea, es lo fallido del sistema formativo inglés. Excelente hasta que los jugadores cumplen 18 años y claramente insuficiente a partir de esas edades. Porque las ligas de desarrollo no son competitivas, los equipos se ven obligados a ceder a sus mejores cromos a equipos en los que verdaderamente puedan crecer. Muchos ya abogan porque los filiales compitan junto al resto de clubes. Esto y reglas más estrictas para impedir el baile de cesiones lucrativas, sería un buen camino para llegar a la solución.

 

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