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El calvario de un joven jugador de baloncesto español en Estados Unidos

El calvario de un joven jugador de baloncesto español en Estados Unidos

Hace unos años se pusieron muy de moda en España los programas que nos mostraban lo bien que vivían los españoles fuera de nuestro país. Nos enseñaban sus ciudades de destino, sus casas, su lugar de trabajo y nos contaban lo maravillosa que era su vida. Lo que algunos de estos realties omitían era el sentimiento de aquellas personas que abandonan su hogar en busca de un sueño y lo único que consiguen a cambio son pesadillas. En estos casos el rechazo, el aislamiento y la soledad pueden convertirse en los únicos compañeros de viaje y acaban provocando la vuelta a casa con una maleta llena de ilusiones rotas.

José Alberto Jiménez es uno de los úiltimos ejemplos de lo difícil que, en ocasiones, puede llegar a ser empezar una nueva vida en otro país. Lo tenía todo planeado: gracias a una beca deportiva estudiaría Psicología Aplicada al Deporte en el Junior College de Florida State, en Estado Unidos, donde además aprovecharía para perfeccionar su inglés. A sus 19 años 'Coíno', como le conocen sus amigos, es una de las jóvenes promesas de la cantera del baloncesto español. A finales del pasado mes de julio se armó de valor y comunicó a su club, el Unicaja de Málaga, que rescindía su contrato para quedar libre y hacer realidad su propio sueño americano. Una decisión muy premeditada.

 

El objetivo: ganar experiecia suficiente para jugar en la NCAA-1, la máxima categoría universitaria del juego de la canasta en EE.UU; pero sobre todo lo hizo motivado por la posibilidad de conseguir una formación que aquí veía prácticamente inalcanzable.

El alero ha relatado a nuestros compañeros del Diario Marca su experiencia en Florida, que no empezó con muy buen pie. Lo primero que le llamó la atención fue que no respetasen las cláusulas pactadas con él por la beca: su apartamento estaba a 30 minutos de distancia del campus, cuando le prometieron que le alojarían cerca de la Universidad; tuvo que domir en el suelo con un colchón roto; le dieron ropa de entrenamiento vieja y usada. Debido a los impagos, José Alberto llegó incluso a estar dos días sin comer y sobrevivió un mes gracias a la solidaridad de uno de sus compañeros de equipo que compartía tickets de alimento con él.

Pero lo que quizás más le afectó fue el clima hostil dentro del equipo, marcado, principalmente, por el color de piel, llegando a hablar de episodios de racismo contra los blancos. Amenazas de sus compañeros, robos y sobre todo la falta de apoyo de su entrenador, a quien acudió para solicitar ayuda, sin resultados, marcaron el día a día del joven alero. Incluso denuncia trato desfavorable y relata cómo tras anotar un triple le sentaron en el banquillo y le recordaron que él sólo podía pasar el balón, "que no tenía permiso para tirar". No volvieron a darle más minutos. Ésta fue la gota que colmó el vaso.

José Alberto Jiménez
José Alberto Jiménez

Desde su llegada a Florida, Coíno había evitado contar todos estos problemas a sus padres, para no preocuparles, pero al final tuvo que explotar, por su propia salud física pero también por la psicológica. Ya se encuentra en casa lejos de esa pesadilla, pero ahora llega algo más difícil: olvidar y reconstruir su futuro. De momento el Unicaja le ha dejado volver a entrenar con sus antiguos compañeros de equipo y, a pesar de lo vivido, no descarta volver a cruzar el charco.

Dicen que cuando una puerta se cierra otra se abre. Quizás la puerta de Florida no fuera la más apropiada para José Alberto Jiménez, pero la lucha y la constancia pueden construir nuestro caminos hacia lugares insospechados. O esa, al menos, es la esperanza de miles de jóvenes españoles que día a día siguen soñando a miles de kilómetros de su hogar.

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