El "golazo" humanitario de Antonio Flores

Napolitano de nacimiento, a pesar de su "castizo" nombre y apellido, el futbolista Antonio Floro Flores es por estos días una especie de héroe ciudadano para la población italiana, en especial para la región del sur de Italia.

Ocurre que este alto delantero del Sassuolo, equipo de la serie A italiana que lucha por no descender de división, es parte de una historia que ha conmovido, y conmueve, afuera de un campo de juego.

El delantero napolitano realizaba un trayecto en tren entre Nápoles y Avelino cuando se percató que debajo de uno de las asientos del vagón en el que él viajaba había un niño abandonado. Antonio no sólo lo recojió del tren sino que además comenzó a realizar los trámites de adopción respectivos. Una acción que emocionó a propios y extraños.

Tras hacerse pública su historia, Flores comentó que "hizo lo que le dictó el corazón". Así el pequeño Francesco, el otro gran personaje de este episodio, pasará a integrar la familia del jugador que ya es padre de tres hijos, como dice el refrán: "donde comen tres comen cuatro".

La actitud sanmaritana de Antonio tuvo eco en las redes sociales en las cuales llovieron las felicitaciones al jugador elevándolo al podio de héroe nacional. Sin embargo el propio delantero minimizó el hecho aduciendo que antes que futbolista era "padre" y no un héroe.

El período de adopción ya había sido iniciado cuando el episodio se dio a conocer mediáticamente lo que originó en parte, el comentario de goleador.

Los buenos deseos y el calor de la gente por la adopción de Francesco logran en parte obviar que Antonio y sus compañeros de equipo luchan desesperadamdente por evitar el descenso del Sassuolo y que el propio jugador, que vistió el uniforme del Nápoles, Sampdoria, Perugia, Arezzo y Granada, entre otros, apenas ha anotado cinco goles desde que comenzara la serie A 2013-2014 en agosto pasado.

En realidad estas son simples cifras deportivas porque Antonio Floro Flores marcó un verdadero GOLAZO con el pequeño Francesco, un hecho que quedará impreso para siempre y muy por encima de las estadísticas de su carrera deportiva.