Cuando la historia se empeña en ir contra México

No hay nada más cruel que el recibir un balde de agua helada en medio de un sueño placentero. Algo que a pesar de que los mexicanos deberían estar acostumbrados en el fútbol, se sigue sufriendo con la misma intensidad que se sintió la primera vez.

Ahora tocó el turno a los pequeños mexicanos sub12 que disputaron la Copa de las Naciones Danone 2015, esa triste historia cíclica los atacó de la manera más cruel posible: en el último minuto de juego de la Final para perder por 3-2.

Y es que ante Marruecos, parecía que los mexicanos tendrían la oportunidad de borrar ese fantasma que se empeña en atentar contra el crecimiento del fútbol azteca y que sólo en contadas ocasiones se deja ganar, cómo para generar confianza y dar otro duro golpe.

Los jugadores de las Chivas llegaban con un cuadro sólido, sin recibir gol en sus seis partidos anteriores, parecía que tenían las bases sólidas para trascender: orden en la defensa con Matías Cendejas y Gael Vélez, creatividad en la media cancha con Christian Haro, Paulo González y Sebastián Pérez, además de efectividad al frente con Luis Puente.

Pero Marruecos no sabía de guiones y decidió apostarle por la entrega y el corazón, dejaron en la cancha cada gota de sudor, pues ante su gente no tenían de otra más que morirse en su cancha.



Paradójicamente, el 1-0 no fue producto de esa entrega o corazón, sino de un regalo arbitral, que al ver un amontonamiento en el área mexicana, decidió marcar penalti, ocasionando la explosión en el Estadio de Marrakech y el asombro en la cara de los Sub12 mexicanos.

Fue cuando el temple de México salió a relucir, Sebastián Pérez tomó la manija del equipo y decidió que su número 10 pesara; elaboró varias jugadas de peligro, hasta que al meterse al área, recibió una dura entrada que la árbitro decretó como penalti, mismo que Matías Cendejas, el capitán tricolor, cobró de espectacular manera para silenciar a la tribuna.

Y la voltereta 1-2 se concretó, de nuevo el pequeño Sebastián dio pinceladas de su gran clase, tomó el balón, disparó cruzado librando la estirada del portero y ante la desesperación de todos, llegó el goleador Luis Puente para empujar el esférico; la parte difícil parecía estar realizada, faltaba mantener la ventaja, pero…

El medio tiempo llegó, pero los cambios no funcionaron como antes lo habían hecho, Heriberto Padilla mandó al terreno de juego a Francisco Javier López, el arquero suplente héroe en la tanda de penaltis, pero que hoy no tuvo la misma suerte. Ingresaron también Paulo González y Diego Izquierdo, pero no pudieron completar la obra y los marroquíes lo aprovecharon.



A dos minutos del Final, todo el guión se le cayó al Tri, una gran falla en un mano a mano de Luis Puente combinado con un par de descuidos en defensa hizo revivir momentos tristes en el colectivo futbolero y se decretó la voltereta marroquí, que tras el empate y con el impulso de todo el estadio completaron la hazaña, todo una fábula de ensueño para Marruecos y un amargo despertar para México.



El silbatazo final llegó, las lágrimas se apoderaron de México, los pequeños estaban inconsolables, ni la presencia de Zinedine Zidane para calmarlos logró hacerlo, los niños se ‘rompieron’, todo parecía perdido para ellos, la prueba más dura de sus escasos 12 años parecía ser no superada y ante esa desilusión, poco se puede hacer.



Así, no pudieron sentir la emoción de un segundo lugar mundial, no pudieron disfrutar una foto con la leyenda Zizou, no pudieron gritar de felicidad; aunque con el paso del tiempo y la perspectiva, podrán aprender de esta experiencia, triunfar en la vida y, algunos, quizá en el fútbol. Por lo pronto (y para siempre) pueden presumir que tuvieron la calidad de ser SUBCAMPEONES DEL MUNDO.