España sabe ya lo que le espera para el Mundial de 2014
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El equipo de Brasil hizo todo por ganar, menos un juego limpio, y el preciosista e imaginativo "jogo bonito" brilló por su ausencia en la final de la Copa FIFA Confederaciones 2013.
La cita fue en Río de Janeiro, en el mítico Estadio Maracaná, testigo de la humillación infligida a la selección española, pero también de que el conjunto brasileño renunció a su pasado futbolístico, y hoy está convertido en un animal competitivo, que con tal de vencer recurre a todo tipo de artimañas.
Un estilo eficaz, sin duda, cuya supremacía descansó en la capacidad goleadora de sus siempre fenomenales atacantes y en la reiteración de faltas bien calculadas, con lo que neutralizaron a los virtuosos ibéricos, que desafortunadamente jugaron demasiado lento y no supieron cómo imponer el exquisito toque de balón que les caracteriza.
'La Roja' está acostumbrada a resolver los partidos desde la posesión de la pelota, lo que le fue negado por el juego sucio de su anfitrión, que con particular maestría fue monótono en el artero empujón por la espalda, el engaño y la simulación.
Don tantos de Fred (2’ y 46’) y uno de Neymar (43’) dieron al traste con las aspiraciones del conjunto ibérico de imponer su jogo bonito al desnaturalizado estilo de los brasileños.
Ahora que los ibéricos son los indiscutibles campeones del mundo, pero también es innegable que sin derrotar a los brasileños les sigue faltando algo.
La ocasión no podría ser mejor para recordar las palabras de Eduardo Galeano en su libro El fútbol a sol y sombra: “La tecnocracia del deporte profesional ha ido imponiendo un fútbol de pura velocidad y mucha fuerza, que renuncia a la alegría, atrofia la fantasía y prohíbe la osadía”.
Y con esta experiencia 'La Roja' sabe ya lo que le espera para el Mundial de 2014.