He defendido al talento turco durante un temporada en la que lo atacaron con inquina, siento predilección por su juego, es una de las debilidades futbolísticas que tengo. Llegó la hora de cobrar y de disfrutar.

Una temporada en el infierno

En el Locker Room de beIN Sports, donde trabajo a diario, me la jugué por Arda durante toda la temporada que terminó con un balance negativo para él futbolista. Siempre sostuve mi tesis, dije que era imposible estar seis meses en el dique seco y salir al terreno de juego a competir al mismo nivel de los mejores jugadores del mundo, en los dos torneos más importantes del planeta.

Los futbolistas que hacen pretemporada y adquieren ritmo cada semana, en muchas ocasiones cada tres días, en La Liga y la Champions League, adquieren una inercia física y futbolística sin paralelo; es literalmente imposible quedarse un semestre sin este nivel de competencia y brillar el siguiente semestre.

El ejemplo del estudiante que pretende aprobar el curso al final, sin haber estudiado durante los meses previos, es una buena manera de graficar la realidad de vivió Arda Turán.

Lluvia de críticas

Cuando la crítica fue violenta y desde muchos lugares se escuchaban voces que pedían la cabeza de Arda en el mercado de fichajes de verano en Europa, siempre sostuve que la Dirección Deportiva del Barcelona sería lo suficientemente inteligente para aguantar el huracán y mantener en la plantilla a un jugador fenomenal. Estaba seguro que después de hacer la pretemporada a la par de la plantilla y empezar desde cero la temporada, el turco sería un jugador fundamental para Luis Enrique.

Arda es un rareza casi imposible de conseguir en el fútbol de hoy, tiene una combinación alucinante entre fundamentación técnica, inteligencia, temperamento, liderazgo, experiencia, capacidad goleadora y creatividad.

Las temporadas que pasó bajo el mando de Simeone le convirtieron en un futbolista total. Antes era un creativo lleno de genialidad, pero carente de muchas cosas que el 'Cholo' le imprimió. Arda era lento, indisciplinado tácticamente, carente de sacrificio, con poca capacidad para el sufrimiento. El jugador que hoy tiene el Barcelona conserva su talento descomunal intacto, pero ha sumado virtudes que le hacen una realidad maravillosa en el fútbol de élite.

Los números lo confirman

Sus estadísticas no mienten, en 18 partidos jugados la temporada anterior marcó dos goles y tuvo tres asistencias, en la presente temporada, con solo media docena de apariciones ya igualó ambas marcas.

Arda Turán, el hombre que paga los servicios públicos de todos los vecinos menos afortunados de su barrio natal en Turquía, la imagen internacional de su país, un jugador con un coeficiente futbolístico superior, empieza a darle la razón a la Dirección Deportiva del Barcelona.

Un pedazo de jugador!

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