Ancelotti, los experimientos y el catenaccio

Carlo Ancelotti, el pacificador que no pacifica, pensó que el clásico más importante del mundo era un momento ideal para hacer ensayos y le dio un ataque de “entrenador”, así que ordenó a Sergio Ramos que se colocase de mediocentro defensivo, una posición en la que llevaba ocho años sin jugar, dejando la creación exclusivamente a manos de Luca Modric.

Más perdido que otra cosa, el capitán del Madrid fue el sacrificado del clásico en la segunda parte al tener tarjeta amarilla. El madridismo se preguntó por qué no jugó Illaramendi de inicio quien está brillando a un gran nivel y es un auténtico catalizador en el medio centro.

Varane, otra prueba más. El francés llevaba meses sin ritmo, sin entrenar con los compañeros, y de repente Ancelloti le coloca en el eje central de la zaga ante el eterno rival. Suerte, para él, que Messi no estuvo fino, sino el galo hubiera tenido muchos más problemas.

Carvajal, ninguneado por Neymar. Para el canterano del Madrid fue un calvario. Neymar, que se consagró en la Liga BBVA, hizo todo lo que quiso y más con él, Carvajal parecía una pollo sin cabeza deambulando por el Camp Nou. El Madrid echó en falta la sangre fría y seguridad de Arbeloa, acostumbrado a este tipo de partidos.

Pero quizás uno de los experimentos más novedosos de Carleto fue con Gareth Bale. Sobre Bale, que no ha hecho pretemporada y está absolutamente fuera de forma física, pensó que era un gran momento para que jugase de titular y, ya de paso, en la posición de delantero centro, al más puro estilo Hugo Sánchez. 60 minutos para el galés sin pena ni gloria, en los que no hizo nada.

No sé que será peor, si hacer ensayos en un clásico o jugar al catenaccio con el mejor equipo del siglo XX, según la FIFA. Tácticamente, como buen italiano, Ancelotti quiso colocar un autobús a base de músculo en la zaga y centro del campo madridista. En rueda de prensa dijo que actuaría con laterales ofensivos: Marcelo y Carvajal, pero no fue así.

No se entiende el planteamiento de Ancelotti, como tampoco que dejara fuera de la fiesta a Illaramendi, quien ha demostrado estar a la altura de este Madrid.

Karim Benzema, muy cuestionado en algunos momentos, demostró por qué es uno de los mejores delanteros del mundo. No sólo hizo jugar a sus compañeros, gracias a la tremenda clase y movilidad que tiene, sino que participó en el gol madridista y pudo haber marcado el gol del clásico si su zapatazo desde treinta metros no se hubiese estrellado contra el larguero.

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