Barcelona: lecturas positivas y negativas de la victoria en la Supercopa de Europa

El Barcelona abrió el curso futbolístico engordando el palmarés frente a un Sevilla tan combativo como pleno de calidad. Los nueve goles registrados, más allá de los desajustes defensivos propios de la fecha, hablan de un duelo de nivel e intensidad. Se lo llevó el Barcelona apoyado en la calidad nítida de Messi y el oportunismo secular de Pedro. Por el camino, la Supercopa de Europa nos dejó unas cuantas claves (positivas y negativas) sobre el presente del equipo de Luis Enrique. Las repasamos.

1. Messi para parchear cualquier desajuste

Si el Argentino está de dulce cualquier análisis sobra, cualquier plan acaba en papel mojado. Las necesidades de Emery le obligaron a retrasar la posición de Krychowiak al centro de la zaga y ahí el polaco es menos brillante, ahí nunca pudo ejercer de tapón para cegar la temible salida del Messi por el centro. Recordaremos esta Supercopa como la de los dos golazos de Messi a balón parado, correcto, pero es que con el balón en movimiento fue inalcanzable para los andaluces. Recibiendo en ventaja, saliendo de la marca hacia el espacio correcto, apoyándose en la calidad combinativa de Iniesta y Rafinha. Un show entre líneas y un seguro de vida.

2. Poderío ofensivo

Lo ejemplifican no solo los cinco goles en un partido no especialmente fluido del ataque blaugrana en su último tramo, pero especialmente el de Pedro. Si algo tiene este Barcelona es dinamita arriba juegue quien juegue, incluso si lo hace un tipo con la mente en Manchester. Incluso pese a las ausencias de tipos tan decisivos a la hora de abrir la lata como Neymar o Jordi Alba. Luego llegó la relajación y la fe hispalense, pero un 4-1 en 50 minutos al campeón de Europa League es una carta de visita que asusta.

3. Dudas en el banquillo

El Barcelona nunca pudo superar por físico al Sevilla y el desgaste en el tramo final se hizo patente, pero los cambios de Luis Enrique (excepto, claro, el de Pedro por su destello decisivo) no ayudaron a revitalizar el equipo. Ni Sergi Roberto, que salió por Iniesta ni Bartra, incapaz de contener a Inmobile, aportaron soluciones.

4. Desajustes defensivos

La banda derecha de Dani Alves siempre ha sido una invitación al saqueo cuando al brasileño le toca asumir riesgos ofensivos. Contra el Sevilla lo hizo cuando Messi abandonó sus incursiones por dicho carril y el Sevilla lo aprovechó con contundencia. En este escenario crecen las obligaciones de Piqué, demasiado exigido fuera de sitio, y equipos con la velocidad del Sevilla se vuelven todavía más peligrosos. Ganar relativiza todo, pero hacerlo encajando cuatro goles te acerca peligrosamente al precipicio. Al Barcelona le rematan con facilidad, Luis Enrique deberá redoblar el trabajo en la zaga.

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