Si se va Matías Almeyda, ¿quién sigue?

Desde que Jorge Vergara se hizo de Chivas para asumirse como amo y señor del equipo, la danza de técnicos se convirtió en un banal atractivo que oferta su gestión. Antes de pensar en los aportes futbolísticos que puede brindar un entrenador que llega al Rebaño, aficionados y prensa primero cuestionan cuánto durará éste en el cargo.

Como si se tratara de una quiniela, la poca paciencia del mandamás chiva es motivo de apuesta. Su nula confianza hacia proyectos de mediano y largo plazo, así como al concepto de continuidad, ha cobrado tal relevancia que incluso termina por opacar a los verdaderos protagonistas del juego.

Tras la derrota ante Morelia, Matías Almeyda declaró que es importante no caer en la desesperación. Como hombre conocedor de lo que significa una cancha, sus palabras son razonables si se toma en cuenta la presión que existe hacia el equipo, sobre todo por el tema del descenso. Pero resultan ingenuas debido a que la desesperación es sello impuesto en Chivas durante la era Vergara.

Ya hay opiniones que piden la salida de Almeyda por la falta de victorias en el Clausura 2016. Si bien Dorados es oxígeno puro para los rojiblancos en la porcentual, la afición chiva exige con justa razón que sea su equipo el que logre la salvación por méritos propios. Y no nada más la salvación, sino además el retorno a la dignidad de lo que significa el otrora Guadalajara como institución. ¿Urge correr al DT?

Si algo posee Almeyda es conocimiento de causa: descendió como jugador con River y un año después le ascendió como técnico. Vaya, si de presión se trata, el timonel argentino se la sabe. Ha pedido calma, no obstante lo hace en un entorno que no conoce sobre ello.

Ahora bien, si lo echan, ¿quién es el reemplazo idóneo para devolverle integridad a Chivas? Llegue quien llegue, sea el reemplazo que sea, la desesperación manda, el futbol pierde y gana la permanencia de la banal apuesta por saber quién será el próximo.

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