Secuestro y liberación de Alan Pulido, un tema que no es juego

 

El secuestro y liberación de Alan Pulido en Tamaulipas ha cobrado más tintes de guión cinematográfico que de un asunto serio debido a la inseguridad que aqueja en México. Desde que se dio a conocer la noticia sobre su captura hasta que apareció publicado un mensaje en su cuenta oficial de Twitter donde agradece la solidaridad hacia su persona, el caso ha generado diversas versiones que siembran suspicacias en público y sociedad sobre la veracidad de los hechos para su libertad.

Luego de ponerse en marcha un operativo que comprendió a autoridades estatales y federales para su búsqueda, el jugador reapareció sano y salvo tras escaparse de sus captores, quienes lo mantuvieron en una casa de seguridad. Con base en información dada por el procurador Ismael Quintanilla Acosta, Pulido también hizo llamadas de emergencia al 066 para que fuera ubicado, es decir que no fue rescatado por la policía.

 

 

 

De acuerdo a informaciones periodísticas sustentadas en declaraciones que el jugador brindó a elementos policiacos, su fuga se dio gracias a que golpeó a uno de los pistolores que lo vigilaba para después desarmarlo y dispararle. Acto seguido quebró vidrios de una ventana y posteriormente llamó a las autoridades.

 

"Muchas gracias a todos por sus oración (sic), nos ayudaron mucho en esta terrible experiencia de nuestras vidas, que no se lo deseamos a nadie. Agradezco mucho el apoyo brindado por las autoridades federales y estatales al permitirnos regresar sanos y salvos con nuestros familiares y amigos", publicó Pulido en Twitter.

 

 

En redes sociales las reacciones no se hacen esperar. En un extremo hay comentarios de mofa, y en el otro opiniones serias que tratan el suceso como un distractor de cara al próximo proceso electoral que se llevará a cabo en la entidad para elegir nuevo gobernador.

 

 

Por ahora, a nivel público, Pulido sólo ha expresado que "gracias a todos". Detrás de la mala película hubo un secuestro, real o no, pero secuestro, un delito que no es para jugar.

 

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