Perdón y olvido, un riesgo en la memoria colectiva hacia el Tri

Recomiendan que borrón y cuenta nueva, que no nos estanquemos en el pasado, que ya le demos vuelta a la página, pero seguir tales recomendaciones es validar y respaldar la mediocridad a través de una de sus cortinas más eficientes, el olvido. Ahora bien, que es merecida una oportunidad de reivindicarse, sí, lo es, pero no en partidos de eliminatoria mundialista contra El Salvador y Honduras. De hecho, no en Concacaf.

 

Juan Carlos Osorio, DT de México
Juan Carlos Osorio, DT de México

 

Mientras que seleccionados nacionales urgen a olvidar, el aficionado debe apostar por lo contrario, es decir mantener fresca la memoria dado que ésta es carta fuerte para exigir. La humillación del 7-0 en Copa América frente a Chile tiene que procurarse hasta que el equipo tricolor sea capaz de compensarla con una alegría de igual o mayor magnitud, alegría que no se redime con victorias ante los conjuntos salvadoreño y hondureño. No, no porque se menosprecie a los rivales sino porque México llegará a dichos duelos ya clasificado al hexagonal final.

 

 

Vaya, ni siquiera se redime con la obtención del boleto a la Copa del Mundo, pues el Tri está obligado a ello debido al nivel que posee la zona donde compite, zona que, por cierto, otorga tres pases y medio al certamen mundialista para que se los peleen seis combinados nacionales. En contraste, se corre el riesgo de abonar un episodio todavía más vergonzoso si se diera el caso de no quedarse con un cupo para Rusia 2018.

 

 

La goliza del 7-0 no solamente marcó y dejará marcado al equipo tricolor, tal como indicó Guillermo Cantú, director de Selecciones Nacionales, ya que además dejó muy alto el parámetro de compromiso y responsabilidad para quienes porten la camiseta verde. ¿Dolió el abultado marcador? Sin duda. Pero más dolió ver a futbolistas mexicanos incapaces de meter las manos, sin capacidad de reacción así fuera por mero impulso de supervivencia ante la embestida andina. De hoy en adelante es fundamental contar con elementos que tengan sangre en las venas, y eso como requisito mínimo.

 

 

El actual combinado mexicano se agotó las excusas en un solo partido y con una penosa exhibición. Rápido, de fea forma, se gastó sus pretextos. Juan Carlos Osorio y sus muchachos solitos se obligaron a que el apoyo se transformara en exigencia, a que la confianza demande sonrisas que ya no caben en la limitada ilusión de un quinto partido.

 

No obstante, para fortuna del Tri, existe un as bajo la manga: que el aficionado perdone el 7-0, o peor aún que lo olvide a la primera de cambio.

 

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