El Tri no debe ser para cualquiera

Después del empate sin goles ante Honduras, al amparo de una paupérrima exhibición futbolística, las críticas hacia la selección nacional han aumentado. El más señalado es el director técnico Juan Carlos Osorio por su sistema de rotaciones, así como por la ausencia de un estilo definido en el equipo. A los jugadores también se les ha cuestionado, sobre todo porque son los más obligados a sentir la camiseta que representan.

 

México vs. Honduras (AP Photo/Rebecca Blackwell)
México vs. Honduras (AP Photo/Rebecca Blackwell)

 

Un exseleccionado y exmundialista mexicano como lo es Luis Hernández no pudo ocultar su malestar y lo manifestó a través de redes sociales de forma contundente: "Estoy convencido! Hoy cualquiera llega a la selección!!". Su molestia fue directa contra Jesús Dueñas, no obstante generalizó al precisar que "como todos los demás". Posteriormente hizo referencia a los valores que caracterizaron a combinados nacionales de antaño, valores como compañerismo, inteligencia y vergüenza.

 

 

Las palabras del 'Matador' sintetizan pensamiento y sentimiento de muchos, en especial de aquellos que crecimos viendo a los representativos que refiere. Fueron épocas en que también existieron dudas y opiniones duras, sin embargo los jugadores aguantaban la vorágine mediática y se partían el alma en la cancha, razón suficiente para confiar en ellos, mayor aún en tempestades. Tan se confiaba en ellos que el estadio Azteca se llenaba y los seleccionados respondían a la presión con actuaciones enmarcadas por el pundonor.

 

 

Hoy día es difícil depositar confianza en una selección mexicana que ha optado por trasgredir la voluntad futbolística que caracterizó al Tri. No es nada halagador volver al pasado para comprender que en lugar de avanzar, se ha retrocedido en la actualidad. Pero es necesario, y lo es para valorar que jugar con pecho frío y sin sangre en las venas no son rasgos que encajen en el equipo tricolor.

 

 

Ellos (entrenador y futbolistas) se pusieron solitos la losa encima con aquel 7-0, de soportar dicho tormento. Quienes lleguen, para su mala fortuna, están obligados a compartir el calvario, no obstante tienen la posibilidad de ser distintos si conservan o generan eso que tanto aprecia el aficionado mexicano de un seleccionado, es decir que deje el alma en el césped.

 

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