Romero, del “machete” a los agradecimientos
Fue el héroe menos pensado. Vale la pena ejercitar la memoria y recordar que Sergio Romero era, previo al Mundial, el futbolista más rechazado por parte de la gente y del propio periodismo.
¿Quién no pidió por Willy Caballero, el excelente portero del Málaga que acaba de ser vendido al Manchester City? Todos, absolutamente todos, cuestionaron su inclusión en la lista de los 23 y más aún su titularidad.
Fue uno de los grandes responsables de que Argentina esté hoy en la final, aunque si bien ha tapado dos disparos en la definición por tiros desde el punto penal, tampoco hay que quitarle méritos a sus compañeros que convirtieron los cuatro que significaron la victoria.
La noche triunfal de Sao Paulo mostró a un Romero concentrado y “estudioso”. Basta mirar las imagenes de ese infartante epílogo cuando sacó su “machete” (en Argentina se denomina así a los papelitos ayuda-memoria que suelen usar los alumnos para copiarse en medio de los exámenes) donde según parece tenía anotados los datos de los pateadores Naranjas.
Lo cierto es que “Chiquito” les cerró (bueno, seamos sinceros, nos cerró) la boca a todos. Por eso tras su noche de gloria ante Holanda al primero que agradeció fue al técnico Alejandro Sabella, “que me apoyó en el momento más difícil de mi carrera”.
Y tampoco se olvidó de su otro maestro: Louis Van Gaal, quien fue su técnico en el AZ Alkmaar. “Le estoy agradecido porque cuando llegué a Holanda a los 20 años me enseñó muchos secretos del arco y era el único que me hablaba en español para que me sintiera más cómodo”.
Romero no se olvidó de nadie. Tampoco muestra rencor a pesar de saber que la gran mayoría de la gente en su país le tenía la más minima confianza.
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