Alemania buscaba un líder y encontró cinco

El fútbol es a veces un juego inexcrutable, y las más de las ocasiones totalmente ilógico.

No siempre gana el que mejor fútbol hace o el que mejor llega un partido, pues al fin de cuentas, los partidos se deciden por detalles que ocurren durante 90 minutos. Nadie mejor que Alemania sabe lo que esto significa.

Tanto en el Mundial 2010 como en la Euro 2012, Alemania se presentaba como una de las grandes favoritas a levantar ambos trofeos. Un juego primoroso en las primeras fases, un Mesut Ozil con toques de calidad de otro planeta, una selección joven, aguerrida, disciplinada, moderna. Un equipo que lo tenía todo para llevarse los torneos por delante, pero al final, tanto ante España en 2010 como ante Italia en 2012, a los teutones les faltó un líder de verdad.

Un jugador en que todos pudieran apoyarse cuando las cosas vinieran mal dadas, para que este impregnara al equipo de valentía y pundonor. Muchos pensaron que Ozil sería ese jugador, pero más allá de sus destellos técnicos, el jugador del Arsenal jamás se ha mostrado resolutivo en los momentos claves.

De ahí que Low necesitara reinventar esa figura de líder dentro del equipo, y de tanto intentarlo, encontró a cinco.

Cinco jugadores que han llevado al equipo en volandas hasta la final del Mundial 2014, corroborando su gran actución en Brasil imponiéndose al equipo anfitrión 1-7 en el Mineirao, la mayor paliza que jamás haya recibido Brasil en un Mundial, y ningún otro organizador en la historia.

Lahm, Kroos, Müller, Khedira y Neuer han sido la columna vertebral de un equipo que se ha mostrado prágmatico y efectivo: cambió de esquema cuando fue necesario, reubicando a Lahm en su posición natural para utilizar mejor los efectivos del equipo, y que ha encontrado en el 4-4-2 variable a un 4-3-3, una base sólida sobre la cual progresar.

Precisamente, Ozil se ha mostrado más apagado que de costumbre, como si saber que ya no es --ni siquiera-- el jugador que todos esperan que se convierta en líder haya acabado por hundirle finalmente.

Durante su ausencia existencial, otros han agarrado las riendas, y mientras Kroos se ha destacado como el perfecto director de orquesta en el medio --recuperando, distribuyendo e incluso goleando--, Khedira ha vuelto a tiempo de su grave lesión para añadir músculo y poder de intimidación en el equipo.

Arriba, Müller ha celebrado el récord de Klose de 16 goles en los Mundiales sabiendo a ciencia cierta que él mismo rompera ese récord --a este paso en Rusia 2018. El jóven delantero del Bayern se ha hecho un hueco entre los grandes sin estridencias, justamente igual que Lahm, el alma del equipo, el capitán, el atrevimiento y la sensatez. Un jugadorazo, vamos.

Pero si un delantero de raza, dos grandes centrocampistas y un inmeso defensa son magníficos mimbres para armar un buen equipo, un portero de primer nivel es más que necesario si se intenta salir campeón. Como Casillas en 2010, Buffón en 2006 o Taffarel en 1994, Manu Neuer se ha eregido en el mejor portero del Mundial, y uno de los motivos de que Alemania tenga cita ya en Maracaná.

Su parada ante Benzema, en el último minuto del Francia-Alemania fue para enmarcar, y su increíble juego de pies, actuando prácticamente como un líbero ante Algeria, le han catapultado al máximo nivel posible en el rubro de arqueros.

Aunque estos cinco jugadores están entre los mejores del mundo desde un punto de vista técnico y táctico, a Joachim Low le sirven no sólo por sus atributos como fútbolistas, si no por la importante labor de liderazgo que llevan a cabo.

Alemania ha entendido que en este apartado quizás es mejor repartir funciones que buscar ese jugador total, llámese Ballack, Effenberg, Mattheus o Beckenbauer, que históricamente ha arrastrado al resto del equipo. Por eso, cada uno en su puesto, han hecho más grande a esta Alemania que va de cabeza a por su cuarto Mundial.

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