Betty García, la "agricultora" del fútbol femenino en Argentina

Buenos Aires, 5 may (EFE).- Considerada una pionera del fútbol femenino en Argentina y responsable de "sembrar la semilla" del deporte en el interior del país, defendió los colores albicelestes en el Mundial de México 1971 y ahora transmite su experiencia a un club que lucha por la igualdad de género en el juego favorito del país suramericano.

Su nombre es Gloria Argentina 'Betty' García, que, con 82 años, entrena al Norita Fútbol Club, nombre tomado de una Madre de Plaza de Mayo, Nora Cortiñas, que une la lucha feminista con los derechos humanos y el amor por el fútbol.

Mientras se dedica a preparar los primeros ejercicios de la jornada, siente cierta satisfacción al recordar que, hoy día, las mujeres ya no tienen que inventar excusas o esconderse para ejercer su pasión por el deporte, tal como ella solía hacerlo.

"Recorría las provincias sembrando la semilla del fútbol femenino donde quiera que vaya", rememora Betty para la Agencia EFE mientras mantiene la vista fija en sus jugadoras.

Durante su juventud repartía el tiempo trabajando en una fábrica de guantes, para ayudar a su familia a llegar a fin de mes, y jugando partidos de exhibición fuera de la capital. Llevó el fútbol al interior de Argentina, "porque no existía tal cosa, no había equipos y no había noción al respecto".

Arrancó profesionalmente en 1959 con la camiseta del Atlético All Boys y luego el Atlético Piraña. Salía a jugar por pasión, no le importaban el estado de las canchas, la falta de público, las críticas o la imposibilidad de cobrar un sueldo.

Para 1961 se convirtió en la primera argentina en jugar fuera del país. Su desempeño le valió el pase al Nacional uruguayo, "que sí tenía más fútbol", pero tampoco pagaba. Tras dos temporadas y un empleo remunerado que le permitía sobrevivir, regresó para vestirse del Club Atlético Tigre y el Universitario de Buenos Aires.

DIRECTA AL MUNDIAL

Los encuentros de exhibición y su habilidad con el balón sirvieron para que Betty, junto a otras 15 mujeres, fuera condecorada con el honor de representar a Argentina en el Mundial. Sin embargo, ese entusiasmo se desdibuja al recordar el desinterés del ente futbolístico de la época: participaron sin botines, camisetas oficiales, doctores o director técnico.

"A nosotros no nos ayudó nadie, salvo por un sindicato que nos dio uniformes, para que al menos nos viéramos todas iguales dentro de la cancha. El comité organizador del Mundial se hizo cargo de nosotras: traslado a estadios, alojamiento, calzados y hasta nos pusieron médicos", relata la 9 de esa selección.

Viajó a México entrenándose y cuidándose entre sus compañeras, para participar del segundo y último Campeonato Mundial de Fútbol Femenino no reconocido por la FIFA. Esta competición sirvió como base para los siguientes torneos a partir de 1991.

García capitaneó la Albiceleste durante la goleada a Inglaterra (4-1) en el estadio Azteca frente a 110.000 personas un 21 de agosto de 1971, motivo por el cual en esa fecha se festeja el día de la futbolista en el país suramericano.

Las argentinas finalizaron cuartas, detrás de Italia, México y Dinamarca, campeón de ese mundial. "A pesar de todo hicimos un buen papel; nos dejó una alegría terrible representar a Argentina", define.

"CASI TODO SIGUE IGUAL"

En cualquier caso, la gloria sería interior. La presión social por su "condición de mujer" le impedía contar qué estaba haciendo y dónde, apenas su familia sabía y no todos estaban de acuerdo.

"Acostumbradas a los reproches de la gente, siempre nos festejábamos entre nosotras", agrega, mientras se desvía de la entrevista para continuar dando instrucciones a sus jugadoras. Le es imposible alejarse del deporte que transita en sus venas.

Aunque se retiró bajo los colores del Racing Club -su verdadero y único amor- en 1984, sigue de cerca la situación institucional del fútbol femenino, en el que todavía persisten ciertas vivencias del pasado de Betty en la actualidad.

"Todavía no juegan en estadios oficiales, sino en auxiliares y la apertura de esos estadios depende mucho de las televisoras que cubren el partido. Esto sucede en la primera femenina, que encima está semi-profesionalizada", afirma García.

Las canchas auxiliares no tienen las mismas medidas que un estadio oficial y esto afecta en el rendimiento del plantel al momento de disputar copas mundiales.

"Tampoco les pagan bien por culpa de que la AFA (Asociación de Fútbol Argentino) está copada por hombres, a los que solo les importa el fútbol masculino. La existencia del femenino es porque la FIFA obligó a las federaciones", indica.

"Al menos, la práctica femenina se expandió en todo el país", rescata con cierto orgullo de poder estar viva para ver florecer aquella siembra que plantó 64 años atrás.

Augusto Morel

(c) Agencia EFE