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Belén Pérez Maurice, en Tokio 2020: la esgrimista que estuvo al borde del retiro y encara sus terceros Juegos

Belén Pérez Maurice encontró un nuevo impulso a partir de su clasificación para Tokio 2020
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Seguramente se pondrá la camiseta argentina con el diez impreso en la espalda que le regaló su entrenador. Y saldrá a tirar, motivada por la energía de ese número tan simbólico para el fútbol argentino, concentrada en su estrategia, confiada en su trabajo. Atravesó una lucha interna en su cabeza, venció a rivales en su mente, se convenció, empujó y se entrenó. Se preparó tan intensamente para alcanzar su sueño que hoy, quien está parada sobre la pista del Makuhari Messe Hall, se propuso disfrutar para ganar. Belén Pérez Maurice, la única esgrimista argentina presente en los Juegos Olímpicos de Tokio disputa su tercera cita olímpica, un mérito sólo alcanzado por otra argentina: Alejandra Carbone.

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Pérez Maurice representa al país en sable femenino. En los Juegos Panamericanos de Lima 2019 ganó la medalla de plata, tras un fallo polémico que la perjudicó, volvió a competir en marzo 2020 en la Copa del Mundo de sable de Budapest, donde finalizó 46º de 189 tiradoras y hasta ahí llegaron sus competencias, interrumpidas por la pandemia. No volvió a pisar una pista hasta mayo de este año, en el Preolímpico americano de San José, Costa Rica, donde venció a Alejandra Benítez, de Venezuela, por 15-6 y así sacó su boleto.

“A lo largo de mi carrera deportiva tuve altos y bajos. Llegué a ser la número doce del mundo. En 2019 no tuve un buen año en las copas del mundo. Estuve muy cansada, a punto de retirarme. La pandemia me vino bien para descansar, acomodar las ideas y seguir adelante”, reflexionaba a principio de año.

A Tokio llega con poco ritmo internacional de competencia, por eso planificó una gira previa a Roma y a Japón. En la primera parada, coordinó con la selección de Italia para ganar mayores combates y ritmo de pista. En la segunda, mayor aclimatación por la altas temperaturas y al cambio horario. Si algo le sobra es la motivación, las ganas de disfrutar y la confianza.

“En Buenos Aires hicimos mucho hincapié en la parte física. Mi entrenador me armó un plan de entrenamiento integral donde hacía una preparación física en la pileta, en la pista de atletismo. Además de los trabajos en el gimnasio con circuitos de reacción, y sumado a los ejercicios propios del esgrima en pista con saltos y coordinación. Pero le apuntamos mucho a lo físico. Por eso esa gira previa me sirvió para hacer mayor foco en el esgrima, ganar combates internacionales y recuperar ritmo de competencia”, explica la esgrimista de 36 años.

Sin dudas, es una referente en su deporte. Desde pequeña que lo practica y a lo largo de su carrera fue derribando mitos. La construyó con esfuerzo, humildad y mucho amor propio. Encontró en su entrenador, maestro y pareja, Lucas Saucedo, el pilar fundamental. Junto a él ganó batallas, halló su equilibrio y avanzó. “Si puedo dejar una huellita en el camino de que las cosas se pueden lograr con esfuerzo y dedicación desde la Argentina, y que uno no tiene que emigrar a Europa, eso ya es una satisfacción enorme”, apunta.

El mérito de Pérez Maurice de alcanzar sus terceros Juegos Olímpicos cobra otra dimensión, cuando se entiende cómo se obtienen las clasificaciones. Hasta 2000, la designación de los esgrimistas era elegida por el Comité Olímpico Argentino, según los logros. Pero a partir de esa fecha, el pasaje se alcanzó a través del ranking de la Federación Internacional, que volvió a la misión mucho más difícil. Carbone, especialista en florete, estuvo en Atlanta 1996, Sydney 2000 y Atenas 2004. Luego, hasta la llegada de Belén, no hubo más representantes.

La nacida en San Nicolás llegó a Londres 2012 tras clasificarse por ostentar uno de los mejores rankings de la zona americana, al igual que para Río 2016. Para Tokio 2020 debió ganar el Preolímpico. “Fue un torneo muy difícil y una clasificación muy larga. Me costó disfrutar de la clasificación. Fue tanta la tensión que viví por tanto tiempo prolongado que durante un tiempo solo sentí alivio”, describe.

-¿Qué significa haber igualado la marca de Carbone?

-Es un orgullo enorme, la clasificación es muy difícil y haberlo logrado en tres oportunidades me llena de satisfacción. Además, me demuestra que el trabajo que hacemos con mi entrenador es el correcto, es una verificación. Representar a mi país, llevar a mi deporte a un nuevo Juego es muy importante.

Pérez Maurice ganó la medalla de plata en los Juegos Panamericanos Lima 2019 y la de bronce en Toronto 2015. Además, fue medalla de bronce en los Panamericanos de esgrima 2011 y 2012 y oro en la edición 2014. Es, además, Ingeniera en Alimentos y cabo primero del Ejército Argentino. La única medalla (de bronce) olímpica de la esgrima argentina la ganó el equipo de florete en Ámsterdam 1928.

-¿Cómo llegás a estos terceros Juegos Olímpicos? ¿Cuál es tu objetivo deportivo?

-No se sienten como los primeros, sin dudas. En Tokio es distinto, pero lo que quiero es disfrutarlos mucho. El contexto social te hace pensar un poco, reflexionar y no sé si puede para mí haber otros. Llego con el objetivo de tratar de llegar al diploma olímpico, pero más que nada disfrutando y mejorando mi rendimiento. Los de Londres fueron una emoción constante. Era todo nuevo, todo fue super emocionante. Fue nuevo el hecho de competir y que la gente se enterara de que yo estaba compitiendo, que me conocieran a mí y al deporte. A Río fui muy enfocada en el resultado deportivo. Por eso, creo que estos terceros son un equilibrio entre los dos. Vamos por un resultado, porque somos competitivos, pero con la meta de disfrutar.

-¿Cómo ves el desarrollo y la estructura de la esgrima en Argentina?

-Pude compartir el Preolímpico con el equipo y hubo dos que quedaron ahí nomás. Pascual Di Tella en sable masculino, mi arma, quedó 14-15 y por un punto no se clasificó. Los Preolímpicos son muy difíciles porque son a todo o nada, y más en pandemia. Resultó todo más difícil porque se cancelaron, se reprogramaron y todo eso fue sumando tensión. Por eso, creo que el nivel de la esgrima argentina subió. En los Juegos Panamericanos se vio, fue una muestra. De traer una medalla, en Lima 2019 se lograron cuatro y tres fueron de plata. Eso es una señal de crecimiento. Es verdad que es un deporte poco conocido, pero se está trabajando desde la federación con programas, mostrándolo en las escuelas, se está trabajando…. Es un deporte que rinde sus frutos con el tiempo, se tarda en ver el resultado.

Ojalá que mis logros ayuden. Más allá de mis objetivos deportivos personales, quiero y busco que la gente conozca mi deporte, que se anime a hacerlo, que también uno sepa que viniendo desde Argentina se puede lograr resultados. Y, bueno, si hoy se acercan muchos más chicos debido a esta difusión y nuestros logros, eso me pone muy contenta.

-¿Qué significa para vos ser una deportista olímpica?

-En mi caso es una historia de esfuerzo, de que siempre entrené mucho, di todo siempre y es un premio a este esfuerzo. Además, creo que me enseñó a conocerme como persona, a entender que uno tiene que resolver un montón de cosas personales para poder entrar a la pista libre, poder rendir y desplegar todo lo que uno sabe. Trabajamos mucho con metas, con planificaciones y eso te ordena. Te genera objetivos, que se transforman en motivaciones para levantarse cada mañana. Te cruzas con nuevas amistades, que son impagables.