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Los líderes caen en el síndrome de Stendhal

Pico Villuercas (Cáceres), 28 ago (EFE).- La cacereña Guadalupe, que a la entrada de la localidad luce el cartel de ser uno de los pueblos más bonitos de España, hizo caer a los principales líderes de la 76 Vuelta a España en el síndrome de Stendhal: la paralisis del individuo ante la belleza.

La imponente hermosura del Real Monasterio de Santa María de Guadalupe y la de la comarca extremeña de Villuercas paralizó a los hombres que aspiran a hacerse en propiedad con el maillot rojo de la carrera española.

Los que sueñan en rojo dejaron escapar la oportunidad. El que no lo hizo fue el francés Romain Bardet (DSM) que estrenó el palmarés de Pico Villuercas y al suyo añadió una nueva victoria y se consolidó como líder de la clasificación de la montaña.

En el grupo de los mejores este día más parecieron apostar por la contemplación del entorno que por una lucha abierta por ganar segundos, minutos o incluso si había opción eliminar a algún rival de la pelea por la general.

A priori, la propuesta del itinerario planteado por los organizadores de la Vuelta para esta decimocuarta etapa hacía albergar esperanzas de poder disfrutar de una más que interesante jornada de ciclismo, en la que el calor era protagonista pero no alcanzaba la categoría de asfixiante de los días precedentes.

Las ascensiones a los inéditos Alto Collado de Ballesteros y Pico Villuercas, con rampas de hasta el 20 y el 15 por ciento respectivamente, parecían suficiente estímulo para que los mejores buscasen alguna debilidad en los rivales.

Una escapada inicial de 18 hombres intrascendentes para la general, pero de notable nivel, no rompía ningún esquema previo. Todos querían tener algún hombre por delante y podía ser una buena opción, sin embargo la preocupación no tardó en llegar. La ventaja alcanzó una inusual cantidad de minutos que conforme se aproximaban a la ascensión final al Pico Villuercas llegó a rozar el cuarto de hora.

El Jumbo de Primoz Roglic, que sigue siendo visto y considerado por todos como el líder in pectore a pesar de que la roja la luce el noruego Odd Christian Eikin (Intermarché-Wanty), se limitaba a marcar un ritmo que no incomodaba a nadie y por lo tanto no hacía daño.

Eikin aguantó el zarpazo postrero de sus rivales y camino de El Barraco seguirá portando sobre sus espaldas el maillot rojo, en la etapa que cierra la segunda semana de la Vuelta y por sexto día consecutivo.

En meta cedió 20 segundos con Roglic y salvo el francés Guillaume Martin (Cofidis), que está a 54 segundos, al esloveno lo aventaja en 1:36 y a Enric Mas en 2:11. El resto se va más allá de los tres minutos.

La carrera para que los mejores alcanzasen su máximo rendimiento se limitó a poco más de los cinco últimos kilómetros. En ellos el colombiano Miguel Ángel López (Movistar) fue el que lanzó el ataque más serio que llegó a alcanzar una interesante ventaja de hasta casi 20 segundos, hasta que el ex saltador de esquí tomo las riendas en primera persona y terminó cediendo en meta tan solo 4 segundos. Los pocos que pudieron hacerlo se limitaron a seguir la rueda de Roglic.

"Quedan días bonitos por delante", dejó entrever el colombiano, pero no es menos cierto que las oportunidades no tienen capacidad de retorno.

En Pico Villuercas, la sensación final fue que nadie probó a nadie con intensidad y con el paso de los días más de uno podría arrepentirse de no haberlo hecho.

El único que no holló la inédita cima de la carrera española fue el ecuatoriano Richard Carapaz. El 'mijin' llegó como uno de los candidatos a hacerle frente a Roglic como ya lo hizo en la anterior edición, pero esta vez las fuerzas se las había dejado en lograr el título olímpico en ruta en Tokio y previamente en auparse al tercer puesto del podio en el Tour de Francia.

José Luis Sorolla

(c) Agencia EFE