Australian Open. Rafael Nadal, cansado, triste y decepcionado: vuelve a la enfermería, afronta otro desafío anímico y se teme por el final de la película

El sufrimiento del tenista español Rafael Nadal, que volvió a sufrir una lesión y quedó fuera del Abierto de Australia en la segunda ronda
El sufrimiento del tenista español Rafael Nadal, que volvió a sufrir una lesión y quedó fuera del Abierto de Australia en la segunda ronda - Créditos: @JAMES ROSS

El cuerpo de Rafael Nadal , que tanto lo encumbró durante más de una década y media de excelencia en el circuito, también lo traicionó con una frecuencia muy poco saludable e inaguantable para la mayoría de los mortales. Desde su adolescencia, el tenista español, de 36 años, debió lidiar con las más espinosas lesiones, pero siempre halló soluciones para convertirse en un ejemplo de resiliencia. Claro que lo de ayer ya no es lo de hoy, el tiempo pasa para todos, las prioridades de la vida cotidiana cambian, el espíritu sufre cimbronazos y lo que antes se enfrentaba de una manera, hoy ya no es igual.

Rafa llegó al Australian Open, el primer Grand Slam de la temporada, como el primer preclasificado y el campeón defensor; sin embargo, se marchó apenas en el tercer día de competencia, al caer en la segunda ronda con Mackenzie McDonald (63°) por 6-4, 6-4 y 7-5, pero sobre todo al sucumbir ante una nueva lesión.

Rafael Nadal tras lesionarse y ser atendido por un fisioterapeuta del Australian Open
Rafael Nadal tras lesionarse y ser atendido por un fisioterapeuta del Australian Open - Créditos: @MANAN VATSYAYANA

Nadal podría haber imaginado “año nuevo, vida nueva”, pero no fue el caso. El 2022 fue un subibaja incontrolable de emociones para el Matador. Fue padre por primera vez (en octubre, tras un embarazo complicado de Xisca, su esposa) y alcanzó el récord de trofeos de Grand Slam, con 22, al coronarse en Melbourne y en Roland Garros. Pero, antes y después, las lesiones lo azotaron. Sufrió una fisura costal en marzo en Indian Wells, se resintió de una lesión en el pie izquierdo en Roma, jugó en París infiltrado de principio a fin, en julio se rompió el abdominal en Wimbledon y ese mismo grupo muscular volvió a dañarse en el US Open, en septiembre. Hasta llegó a plantearse el retiro durante la primavera europea. Hoy vuelve a tambalear, regresa a la enfermería. Esta vez es la cadera, una zona vital.

“Estoy cansado, triste, decepcionado . A partir de aquí, supongo que cuando las cosas avancen, se tomarán las decisiones adecuadas, porque quiero seguir jugando al tenis”, expresó Nadal durante una rueda de prensa en Melbourne. Y siguió, apenado y dejando un mensaje contundente entre líneas: “Nunca he estado en condición de quejarme. La vida me ha dado y me da tantas cosas positivas que no tengo derecho a quejarme, pero es evidente que van sucediendo cosas y a nivel deportivo el vaso se va llenando y llega un momento dado en el que el agua puede salir por fuera. Hay que ser realistas”.

¿Es el final? Se entiende que no, aunque tampoco hay certezas. Otra decepción de este tipo, con lo tediosos que son los procesos de rehabilitación, es un mazazo al ánimo. Nadal construyó una carrera cinematográfica siendo un león y desmoralizando a los más optimistas, pero todo tiene un límite. La inocultable congoja de Xisca, ilustrada en sus lágrimas en la tribuna del Rod Laver Arena, fue un síntoma. Este nuevo golpe no es igual que otro. Rafa, en junio, cumplirá 37 años.

La angustia de Xisca, la esposa de Nadal

En la medida que su veteranía aumentó, Nadal quiso dosificar sus energías seleccionando con inteligencia su calendario. Pero la realidad fue que en los últimos tiempos las confirmaciones en los torneos dependieron más de lo que dictaba su chasis que lo que mandaba su estrategia. Se le presenta otro obstáculo. Quiere seguir compitiendo; de ello no hay dudas. Pero, ¿en qué condiciones? Encima, en un circuito con ritmo cada vez más frenético. En septiembre pasado vivió en primera persona lo que es el final de una carrera magistral, cuando participó -y se emocionó hasta las lágrimas- en la despedida de Roger Federer. Sabe que el desenlace está cerca, pero qué tan inminente es…, no. Se siembran interrogantes, se hacen especulaciones, se teme por el adiós.

Ahora mismo es lo menos importante, pero al marcharse en la segunda ronda de Australia, a Rafa se le caerán muchos puntos en el ranking y retrocederá hasta, al menos, el sexto lugar. Dependiendo de su inactividad puede salir del top 10, círculo de privilegio que integra en forma ininterrumpida desde mayo de 2005. Hasta antes de la lesión producida en el match con McDonald en el Melbourne Park, Nadal tenía planificado actuar en el torneo de Doha, en febrero, y de Dubai, a fines de ese mes. Después tiene pautada una exhibición en Las Vegas ante Carlitos Alcaraz (actual 1°) antes de desplazarse al desierto californiano para jugar en el Masters 1000 de Indian Wells. Pero esos planes ahora quedan atados de un hilo. Más que nunca, el objetivo del balear será llegar a Roland Garros, el torneo que ganó 14 veces, desde el 28 de mayo al 11 de junio.

El momento en el que Rafael Nadal siente un fuerte dolor en la cadera izquierda
El momento en el que Rafael Nadal siente un fuerte dolor en la cadera izquierda - Créditos: @JAMES ROSS

Nadal contó que desde hacía unos días venía sintiendo ciertas molestias en la zona que lo terminó de aquejar frente a McDonald, pero no a escalas alarmantes. Todo se desencadenó en el partido frente al estadounidense en el segundo set. Claramente disminuido, Nadal tuvo un gesto de caballerosidad y quiso seguir hasta el final, sabiendo que ganar sería imposible. De regreso a España se realizará una resonancia para conocer más sobre este nuevo escollo y, a partir de allí, decidir el tratamiento a seguir con su cuerpo médico.

“Espero no tener que pasar ahora mucho tiempo fuera, porque es muy difícil recuperar la forma. Cuando continuamente tienes parones, se hace difícil y aún más con una edad avanzada”, reconoció el Matador. Nunca perdió la voracidad pese a los distintos sacudones físicos que padeció en su carrera. Esta vez no será la excepción, pero hay algo inocultable: el margen es cada vez más chico.

Resumen de la caída de Nadal ante McDonald