Atlas y su humillante derrota (4-1) contra Olimpia de Honduras; ya no queda nada del flamante bicampeón
Atlas firmó una de las actuaciones más penosas para el futbol mexicano en la Concacaf. Los rojinegros cayeron por 4-1 ante el Olimpia de Honduras en el Olímpico Metropolitano de San Pedro Sula. El partido representó el debut tapatío en la Concachampions 2023, a la que acuden con doble mérito: por haber sido los bicampeones de México en los torneos Apertura 2021 y Clausura 2022. El equipo de Benjamín Mora se cayó por completo en el segundo tiempo: recibieron tres goles en un lapso de 17 minutos.
El resultado deja contra las cuerdas al Atlas, que tendrá la revancha en México, pero su rendimiento reciente no invita al optimismo. El tiempo puede ser relativo en el futbol, y más en la Liga MX donde todo cambia repentinamente de un día para otro, pero es que no ha pasado ni un año: Atlas, hasta mayo de 2022, era el mejor equipo del país de manera indiscutida. Y no se puede decir que su plantel se haya desarmado, como suele pasar con los campeones locales. De hecho, para el Clausura 2022, el equipo entonces dirigido por Diego Cocca perdió a Jesús Ángulo (vendido a Tigres) y Jairo Torres (fichado por el Chicago Fire), y de todos modos tuvieron la capacidad de coronarse por segunda vez al hilo.
El último torneo con Cocca reflejó una decadencia en el equipo: terminaron en el penúltimo puesto de la clasificación. Y en el actual certamen 'Los Zorros' marchan en el lugar 14, con apenas una victoria en diez partidos (seis empates y tres derrotas). La base del equipo bicampeón se mantiene: Camilo Vargas, Anderson Santamaría, Luis Reyes, Jeremy Márquez, Aldo Rocha, Julio Furch, Julián Quiñones. Y, pese a esa solidez en el equipo (no pasan problemas económicos, como en otras épocas) los resultados no se les dan ni en Liga ni en Concachampions.
¿Se olvidaron de cómo jugar futbol de un día para otro? ¿Se les acabó el hambre de gloria? El futbol mexicano y la brevedad de sus torneos, que producen campeones instantáneos, es un arma de doble filo: es fácil y rápido pelear por un campeonato, y también lo es ganarlo. Pero la condena viene después del éxito: los campeones son olvidables. Quizá ese precio a pagar sea menos doloroso para el Atlas, que de todas formas será recordado por mucho tiempo gracias a la maldición que rompió para coronarse (70 años), pero su realidad refuerza la maldición de los monarcas desechables: tienen el mismo equipo y, hoy, van en caída libre.
La derrota del Atlas es también un baño de modestia para el futbol mexicano, que siempre mira por debajo del hombro a toda la Concacaf, pero en especial a los equipos de Centroamérica. Y en San Pedro Sula, el último bicampeón del país no metió ni las manos. Se quedó pálido del miedo ante un equipo serio, bien organizado, que jamás se creyó los cuentos en los que el rival poderoso siempre terminan ganando. Ya en la edición 2020-2021 de este torneo habían dejado constancia de su orgullo.
En ese torneo, eliminaron dramáticamente al Seattle Sounders y al Impact de Montreal, dos de los mejores equipos de la MLS, para demostrar que podían competir de igual a igual con quien fuera. Cuando se habla de la Concachampions, el pensamiento remite de inmediato a los equipos de la Liga MX y de la MLS, pero Olimpia de Honduras ha sabido establecerse como un rival incómodo, y el Atlas (junto a todo el futbol mexicano) haría bien en no barrerlos con la mirada.
El panorama luce desolador para los rojinegros. Aldo Rocha, capitán, dijo que el resultado era "una vergüenza". Por su parte, Benjamín Mora reconoció que Julián Quiñones no estaba lesionado, pero que pidió no jugar. La voluntad de un jugador estuvo por encima de las necesidades grupales. Todo el éxito le ha estallado en las manos al Atlas, que sigue dormido en los laureles y no parece interesado en despertar pronto. Después de todo, esperaron demasiado para vivir el sueño.