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Asia se despide entre la realidad y sueños de futuro

Doha, 6 dic (EFE).- La Confederación Asiática (AFC), anfitriona de la Copa del Mundo por segunda vez en la historia, despidió a todos sus representantes entre el sentimiento de que aún están por debajo de las grandes potencias, pero con la certeza de que cada vez están más cerca, y de que se pueden haber sentado las bases para un futuro prometedor.

Las selecciones asiáticas han protagonizado buena parte de las sorpresas en Qatar 2022. No solamente llegaron a octavos de forma sorprendente Japón, Corea del Sur y Australia -compite en la AFC desde hace dieciséis años-, sino que, sin ir más lejos, Arabia Saudí dio la primera campanada del torneo al vencer a Argentina, e Irán superó a la Gales de Gareth Bale.

Saudíes e iraníes no estuvieron nada lejos de superar la fase de grupos. Los que sí lo lograron fueron, cronológicamente, Australia, Japón y Corea del Sur.

Los 'Socceroos', que se ganaron un puesto en el Mundial a costa de Perú en la repesca intercontinental, sobrevivieron a costa de Dinamarca, selección que se postulaba como alternativa a llegar lejos. Y en octavos le pusieron las cosas difíciles al final a la Argentina de Leo Messi. Una parada de Emiliano Martínez en la prolongación al joven Garang Kuol evitó la prórroga.

Japón ha dado un máster en disciplina, concentración, seriedad y hasta de osadía, pero volvió a chocar con el muro de octavos. La escuadra de Hajime Moriyasu ganó su grupo al imponerse a dos campeonas del mundo como Alemania y España tras sendas remontadas.

No conforme con ello, en octavos, ante la vigente subcampeona mundial, Croacia, llegaron a forzar la tanda de penaltis después de un partido y una prórroga intensos. Ahí surgió el meta balcánico, Dominik Livakovic, para dilapidar las ilusiones niponas con tres lanzamientos detenidos.

Moriyasu expresó el tremendo orgullo que sentía por la actuación de sus jugadores en este Mundial, y uno de los futbolistas con más peso en la plantilla, como Yuto Nagatomo, aseguró que sentía que el fútbol japonés estaba creciendo y que había dado un gran paso adelante en Qatar 2022.

Corea del Sur se rebeló también en su grupo clasificatorio. La victoria en la última jornada ante Portugal le abrió las puertas de los octavos. Soñó el equipo que hasta este lunes dirigía Paulo Bento con poder emular a aquella selección que fue la gran sorpresa en el Mundial de 2002 en casa y en Japón, cuando alcanzó las semifinales.

Tras casi diez minutos agónicos de espera en el estadio Ciudad de la Educación a que terminase el encuentro Uruguay-Ghana, los surcoreanos capitaneados por Son Heung-min, celebraron alborozados su presencia en octavos. La realidad fue cruda. Brasil, antes del descanso ya había cortado las alas de los 'Guerreros Taeguk' con un 4-0.

No obstante, aún tuvo orgullo Corea del Sur para no dejarse ir más e incluso anotó el tanto del honor, y, asumiendo su inferioridad ante la Canarinha, enfocar también un futuro esperanzador con jóvenes valores que están comenzando a mostrar sus cualidades y crecer en el fútbol europeo y con su líder Son dispuesto a seguir al frente.

El Mundial 2026 ya aparece en el horizonte para las selecciones asiáticas, que se tendrán que ganar la plaza en la larga y habitual fase de clasificación. Pero antes, ya el próximo año y de nuevo en Catar, encararán la Copa de Asia 2023, donde competirán 24 equipos.

Catar, que no pudo puntuar en su primera presencia en una cita mundialista, tratará de defender el título obtenido en 2019 en Emiratos Árabes al derrotar en la final a Japón.

José Antonio Pascual

(c) Agencia EFE