Argentina campeón del mundo: Maradona siempre estuvo y también celebró en el cielo de Lusail

¿Maradona? En la bandera que acompaña a la Argentina, por supuesto, en la final jugada el domingo en el estadio Lusail
¿Maradona? En la bandera que acompaña a la Argentina, por supuesto, en la final jugada el domingo en el estadio Lusail - Créditos: @ANNE-CHRISTINE POUJOULAT

Las imágenes, en blanco y negro, traen la frescura de aquel pibe que hacía jueguito en el potrero con la pelota, y decía en una de sus primeras entrevistas para la televisión: “Mi primer sueño es jugar en el Mundial, y el segundo es salir campeón”. Diego Maradona aún no había cumplido 14 años y, antes de debutar en la primera división, enseñaba su amor por la camiseta de la selección argentina. Hablaba con ilusión de aquel Mundial 1978 que se jugaría en nuestro país, pero que no lo tendría como integrante del plantel vencedor, porque el DT César Luis Menotti lo dejó al margen en el último corte previo a la Copa del Mundo. Tendría su revancha, por supuesto.

En las horas antes de la final, se hizo imposible no ver su figura con la Copa del Mundo en alto en el imponente Estadio Azteca. Esa copa que alzó como capitán y figura, esa imagen que se hizo carne en el alma del futbolero argentino, la Mano de Dios y la corrida inolvidable en el segundo gol a los ingleses. El debut a los 16, en la cancha de Boca. El tobillo hinchado ante Brasil en Italia 1990, el insulto universal por los silbidos al himno argentino en la final contra Alemania, el grito a la cámara y un sueño estrellado en Estados Unidos. Con la barba canosa y el traje de entrenador, desde afuera, junto a Leo Messi en Sudáfrica, y aquel consejo sobre cómo patear los tiros libres. Imposible quedarse con una sola de todas las postales de Maradona y la selección. La última, acaso, sea aquella imagen en el estadio de San Petersburgo, en Rusia 2018, los brazos como un Cristo en la cruz, el rostro iluminado por el último rayo de sol de la tarde.

Hoy y ayer, dos leyendas: Lionel Messi, con la copa del mundo en lo más alto; Diego Maradona con el mismo trofeo, tras ganar el Mundial de México, el 29 de junio de 1986 en el estadio Azteca
Hoy y ayer, dos leyendas: Lionel Messi, con la copa del mundo en lo más alto; Diego Maradona con el mismo trofeo, tras ganar el Mundial de México, el 29 de junio de 1986 en el estadio Azteca - Créditos: @ANNE-CHRISTINE POUJOULAT

Maradona y la selección. Este Mundial de Qatar les sirvió a muchos para enterarse de que millones de bangladesíes, de indios y miles de fanáticos del fútbol de los confines del mundo siguen con fervor a Argentina desde hace décadas “por Maradona”. Así es como las nuevas generaciones supieron cuánto trascendía el Diego, en días sin Internet ni redes sociales. Desde un estadio, desde la televisión, el Pelusa hizo felices a otros millones de seguidores de este deporte. A ellos les contagió su pasión por la celeste y blanca.

Escribió su historia con la selección entre pasiones y tormentas, con alegrías y lágrimas, a la altura de los grandes amores. Alguna vez, cuando estaba afuera y los resultados o los rendimientos de la selección no eran los esperados, su nombre se convertía en un grito de protesta. El cántico de “Maradooo, Maradooo” era el sinónimo de que había que jugar o vestir la camiseta celeste y blanca con el amor y las ganas que ponía Diego. Para los que vinieron después, no fue fácil transitar sobre la enorme huella que había marcado.

La pasión, otras veces, lo llevaba a algún exabrupto. Hace cuatro años, Lionel Scaloni recién daba sus primeros pasos como DT de la Albiceleste, y el 10 lo castigó con una murra verbal: “Scaloni es un gran muchacho, pero no puede dirigir ni el tráfico. ¡Cómo le vamos a dar la selección argentina a Scaloni! ¿Estamos todos locos? Con todo respeto, eh”. Humano al fin, Diego no vio venir el rumbo que tomaría la selección que tanto amaba. Pero tanto quería a la camiseta que, si aún estuviera entre nosotros, con gusto celebraría lo alcanzado en Brasil hace un año y el domingo en Qatar. Estaría allí, con una sonrisa enorme, emocionado. Lo recordó el propio Scaloni, minutos después de la conquista. “Espero que él, desde arriba, lo haya disfrutado. Si hubiera estado, habría sido el primer hincha. Lo hubiera disfrutado”.

En el Obelisco, los hinchas y una bandera con Messi y Diego Maradona
En el Obelisco, los hinchas y una bandera con Messi y Diego Maradona - Créditos: @EMILIANO LASALVIA

Durante el Mundial la FIFA le realizó un sentido homenaje. Pero Maradona estuvo allí, a su manera. En los versos de “Muchachos, ahora nos volvimos a ilusionar”, la canción que se metió en los corazones de todos: “Y al Diego/ Desde el cielo lo podemos ver/ Con Don Diego y La Tota/ Alentándolo a Lionel”. Estuvo en millones de charlas en medio del Mundial. En el amor para siempre de los hinchas que gritaron “Maradooo, Maradooo” en el minuto 10 de cada partido del seleccionado. En aquellos fanáticos que visitaron la histórica casa de la calle Cantilo, o festejaban en la puerta después de cada victoria, como si el Diego fuera a asomarse en cualquier momento por una de las ventanas con su enorme sonrisa.

Otra postal maradoniana en las tribunas del estadio Lusail
Otra postal maradoniana en las tribunas del estadio Lusail - Créditos: @Francisco Seco

Casi medio siglo después de aquella entrevista al Pelusa melenudo y pleno de candor, su sueño es el de cada pequeño argentino que toma la pelota, la pisa, juega. Su camiseta celeste y blanca arrastró multitudes. Su apellido quedó unido para siempre con nuestro país, como un romance inmortal: “¿De Argentina? ¡Maradona!”. Cuántos escucharon esta frase cada vez que cruzaron fronteras lejanas. Hoy, en un mundo distinto, es Lionel Messi el que convoca a millones al influjo de su magia futbolera. Y es lindísimo que esta tierra haya podido disfrutar de ambas leyendas.

Maradona en el estadio Lusail, en un "trapo" de los hinchas argentinos
Maradona en el estadio Lusail, en un "trapo" de los hinchas argentinos - Créditos: @Petr David Josek

Han pasado poco más de dos años desde que Diego Maradona dejó este mundo y regresó a su galaxia. Se terminó Qatar 2022, el primer Mundial sin él… En realidad, no. Maradona estuvo ahí, en cada bandera, grito, canción en las tribunas, talento y sudor en el campo de juego. Con la copa, vivo en el alma de cada hincha argentino. Erizando la piel, como en aquella arenga que se hizo viral hace un tiempo: “Yo hoy no puedo estar en cancha. Voy a estar arriba. Pero mi corazón está con ustedes, muchachos”. Es imposible concebir un Mundial sin Diego. Con la celeste y blanca, Maradona siempre estuvo y siempre estará. Él también festejó en el cielo de Qatar.